Los que ya vimos La guerra del mañana en Amazon Prime Video la pasamos a todo dar con los viajes en el tiempo y la batalla en contra de los mordaces extraterrestres que amenazan con extinguir nuestra raza en 2051, lo justo y necesario para disfrutar de una ciencia ficción sin pretensiones. Pero, ya se preguntaron ¿cómo hicieron la película? Fue más difícil de lo que creemos, porque no todo fue miel sobre hojuelas y un atasque de green screen.
"Cuando hicimos el salto de 2021 a 2051, la transición y el viaje en el tiempo nos hacen caer del cielo sobre una alberca en Miami, así que tuvimos algunos entrenamientos acuáticos muy serios y divertidos antes de filmar. El rodaje de esa sencilla secuencia nos tomó tres días, y no crean, fue más difícil y exigente a nivel físico de lo que aparenta", narró Chris Pratt, Dan Forester en el filme, durante la conferencia global. El actor no mintió. Lo dio todo. Recuerda la actriz Betty Gilpin, Emmy, la esposa de Dan, ver a Pratt muy comprometido en sus sesiones de entrenamiento y se sentía culpable de ver tal sacrificio mientras se echaba hasta dos bagels al día para aminorar el estrés.
Apenas contó esta experiencia y el resto del elenco reaccionó, Sam Richardson, quien da vida a Charlie, fue otro de los actores que recordó el reto de estar todo el tiempo echándose clavados y vaya que no le pareció tan simple estar tres días lidiando con la sensación de ahogo. Simplemente acabó exhausto. J.K. Simmons, James Forester, padre de Dan, se alivió de no sentir esa sensación de desesperación, pero el director Chris McKay no fue condescendiente con él durante sus escenas programadas en tierras vikingas.
“Me arrojaron a agua helada. Y todavía sigo un poco molesto porque McKay les permitió arrastrarme, aún con mi trauma por el frío, debajo de un glaciar. Pero creo que eso se incluirá en la secuela. Espero.”, dijo. Y con esta pequeña frase, J.K. adelantó la secuela, cuya confirmación y desarrolló ya estaría comenzando, ¡gracias, tío Amazon Prime Video! Recientemente, el cineasta compartió algunas de sus ideas para la continuación, pero no es cosa fácil, la superproducción fue vendida a Amazon por 200 millones de dólares y su presupuesto tuvo que rondar por ahí de las tres cifras.
Entrando en materia de glaciares, La guerra del mañana tuvo su rodaje en Islandia, en 2019, justo cuando el frío empieza a azotar fuertemente la región nórdica. "Y recuerdo subir a la cima de un glaciar con Chris McKay", contó Pratt, "llevaba un montón de palos y su cámara al hombro, entonces, caminando penosamente por la nieve, voltea y me dice, 'por esta jodidez me dedico al cine, hombre. Por esta fregadera'. Él suele maldecir todo el tiempo, sólo lo estoy replicando, 'estamos en la cima de un jodido glaciar, para hacer una jodida película", agregó el actor sobre su experiencia con el realizador, quien se presume estará detrás de la adaptación de Jonny Quest y Nightwing.
Otro de los aciertos del filme es el diseño visual de los extraterrestres, a cargo del mismo supervisor y diseñador de criaturas detrás de Godzilla vs Kong, Ken Barthelmey. "Siempre tuve en mente una apariencia antigua, escamosa, con partes similares a una coraza para repeler ataques y un semblante de depredador. Empezamos por darles tentáculos y espinas, creo que al ser fan de H.P. Lovecraft quería que luciera tal cual sus criaturas", explicó McKay, y en efecto, de las primeras referencias que se nos vienen a la mente al ver a los invasores es el famoso Chtulhu, el protagonista del ciclo de terror cósmico del autor estadunidense.