"El cine es un gran aparato, una máquina de empatía y memoria", mencionó Samuel Kishi (Somos Mari Pepa) durante la reciente entrevista para SensaCine México. No es la primera vez que nos encontramos en el camino a Los Lobos, estuvimos presentes cuando la cinta inauguró la pasada edición del Festival Internacional de Cine Guanajuato durante una velada entre autos clásicos y una ligera lluvia irapuatense, para ese entonces la producción ya había recolectado un par de reconocimientos en la edición 2020 de la Berlinale. Está por cumplirse un año de nuestro primer encuentro y vaya que la pandemia ha cambiado muchas cosas, entre ellas la historia.
"La pandemia hizo que se revalorara de otra forma la película. Cuando recién comenzaba me acuerdo que hablábamos mucho del drama migratorio, de las políticas de Donald Trump, y de lo que está haciendo ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas). Una vez que la pandemia ya estaba de lleno, mucha gente que veía la película nos decía: 'Yo me siento muy identificado con los niños, entiendo perfectamente el aislamiento y el encierro', nos pareció muy interesante cómo se hizo otra capa a la narrativa con los espectadores", aseguró el director.
Como sabemos, los lobos son animales que viven en manada; la unión hace la fuerza entre estos poderosos seres y esta esencia -intacta- todavía puede notarse también en los integrantes de la película, siempre están juntos enviando un mensaje esperanzador mientras se retrata una conmovedora trama migrante, por ello Kishi no estuvo solo durante nuestra charla y sus tres protagonistas también hicieron acto de presencia: los pequeños hermanos en la vida real, Leonardo y Maximiliano Nájar y Martha Reyes, este último compartió su perspectiva reflexiva después de un año de viajes y emociones con la película, misma que ahora le da un nuevo sentido a la historia:
La migración y la familia están unidos, nadie migra sólo porque sí, siempre se está buscando algo.
"Normalmente las personas que migran están buscando un lugar más seguro, con mejores oportunidades, un sitio donde puedan sentir nuevamente que tienen un hogar, entonces… ¿qué es el hogar? ¿Dónde o cuándo un espacio vacío se convierte en un hogar? ¿Mi casa es donde está mi familia? Todas estas preguntas se hacen dentro de la película", comentó Martha.
UNA HISTORIA DESGARRADORA, PERO ESPERANZADORA
Una de las cualidades de Los Lobos es su capacidad para abordar diversos ángulos migratorios, cada uno de ellos humanamente desgarradores, pero al mismo tiempo ofrece una bocanada de esperanza. Esto fue conseguido por Samuel Kishi desde la concepción de sus personajes, quienes buscan ser más un reflejo del espectador que un arco dramático intangible.
"Cuando hablamos de migración pensamos que las personas únicamente tienen ese drama migratorio y eso nos aleja... todos somos personas con muchísimos anhelos, frustraciones, deseos. Mientras esta familia está encontrando un hogar, hay un niño que está creciendo y se va dando cuenta de cómo es el mundo en el que vive; hay otro niño que está aprendiendo a anudarse los zapatos, hay todos estos detalles que humanizan y complejizan a los personajes", desarrolló el cineasta.
Para mí es lo más interesante del poder del cine, cómo puede visibilizar a los números, cómo puedes sentirte identificado y decir: 'esa persona también soy yo, también sangra y le duele las mismas cosas que a mí'.
Los Lobos ya se encuentra disponible cines de México, sólo resta organizar tu agenda cinéfila, asistir bien acompañado (en manada si es posible) y dejarte llevar por esta nueva apuesta que camina entre un departamento vacío, el anhelo de una vida mejor y el amor de la familia, después viene la migración.