Para armar todo lo que sucede en ¿Quién mató a Sara? el creador de la serie de Netflix, José Ignacio “Chascas” Valenzuela invirtió mucho tiempo y esfuerzo en armar todo el rompecabezas de la historia en un libreto y después mezclar todas las piezas desarmadas para mantener el misterio: “La clave está en la planificación, en ser capaz. Yo particularmente, de armar todo un puzzle antes de sentarme a escribir, luego desarmarlo y empezar con las piezas, ya todas desordenadas, a estructurar capítulos. Por más desordenado que de pronto parezca la historia al aire fue mil veces pensada, cuestionada, trabajada, repensada, reescrita, etc. Estos giros inesperados, es tenerlos clarísimos, desde antes de empezar a escribir, para saber exactamente, así como un artesano, poder sembrar esos giros en los momentos adecuados y que parezcan sorpresivos, inesperados, salidos de pronto de la nada, pero que están ‘archiplaneados’ desde antes de empezar a escribir”.
El realizador aprovechó nuestra entrevista para mencionar que ¿Quién mató a Sara? es una especie de evolución de las telenovelas, por lo que no hay nada que temer a este género, pero sí mucho que aprender: “Yo siento que no hay nada más digno, ni nada más transversal que una buena telenovela. No nos podemos olvidar que los latinoamericanos inventamos el género del melodrama, es el componente principal con el cual se escriben las telenovelas. Nacieron en Latinoamérica y conquistaron el mundo de la tele. Durante décadas las telenovelas vendieron esperanza y nos hicieron muchas veces reconocernos como sociedad y conocer a otra sociedad por medio de esas historias”.
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Y continuó: “Yo creo que las telenovelas son fundamentales para comprender la historia sociopolítica de Latinoamérica en los últimos 50 años, por eso son tan importantes y también creo que no van a morir nunca. Se van a transformar, van a incorporar alguna temática, modificar los formatos o se van a ir transformando poco a poco en producciones como ¿Quién mató a Sara?, la evolución natural de la telenovela llevada a un espacio de serie clásica anglosajona, y creo que es una combinación maravillosa y generosa porque va a llegar a mayores audiencias, tanto a los que les gusta las series americanas como a los que les gusta las telenovelas latinoamericanas. Tiene un poco para ofrecer a cada miembro de la audiencia y eso me parece que no es menor, se tiene que valorar porque es nuestro, nació aquí en Latinoamérica”.
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Trabajar de la mano con Netflix para crear esta serie protagonizada por Andrés Baida, Leo Deluglio y más literalmente le ha cambiado perspectiva a “Chascas”: “Yo sólo tengo palabras de agradecimiento, orgullo y triunfo en relación con mi proceso laboral con Netflix que me obligó a subir la vara de mi propia creatividad a unos niveles que yo no sabía siquiera que se podía alcanzar. El hecho de que Roberto Stopello, mi jefe directo en Netflix, fuera tan implacable a la hora de las correcciones, de pedir más, de obligarme a llegar a estados anímicos que yo no sabía que tenía, de forzarme a crear personajes tan al límite. Me marcó como creador, como escritor y de alguna manera va a marcar el camino de los próximos años en relación con mi trabajo. Yo siento que nada va a volver a ser lo mismo a nivel laboral después en mi vida, a nivel creativo después de haber trabajado para Netflix y después de haber creado ¿Quién mató a Sara?, así de importante y de categórica ha sido mi experiencia de trabajo con Netflix”.
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Por supuesto, ante tantos giros de tuerca que sufren Álex (Manolo Cardona), Sara (Ximena Lamadrid) y compañía, uno de los grandes retos detrás de la serie fue escribir a los personajes: “Uno de los desafíos más grandes a la hora de crear a los personajes de Sara era tener siempre en cuenta que esta es una historia en la que nada es lo que parece; por lo tanto, todos los personajes tienen más de una cara y esa es la gracia de esta serie, pero al mismo tiempo esa es la gran complejidad a la hora de escribir a esta serie, por ejemplo, Sara, tenía que aparecer en un momento una chica buena, la víctima de la historia, una chica inocente que fue víctima de una maquinación que sucedió a todas sus espaldas. Pero yo sabía que eso no era cierto, sabía que esa era sólo una de las facetas de Sara, por lo tanto, mientras Sara daba una cara a la audiencia yo también tenía que ir creando otra cara. La cara de la Sara perturbada, mentirosa, agresiva y violenta y así como ella también todos los otros personajes”.
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Y prosiguió: "Chema (Eugenio Siller), que de pronto parece como el más simpático, divertido y liviano de todos, de pronto nos muestra una cara mucho más siniestra, llena de mentiras, donde es capaz de quemar los videos antes de entregarlos. Rodolfo (Alejandro Nones) lo mismo, hasta la misma Elisa (Carolina Miranda), que de pronto parece ser una paladina de la justicia, pero ahí tiene un sueño recurrente donde no sabemos bien qué significa, qué complejidad ese sueño puede aportar a su vida. Fue muy difícil trabajar todas estas caras simultáneas de los personajes, porque no es normal que los personajes tengan tantas facetas distintas abiertamente y que se muestren todas en tan pocos capítulos. Por lo tanto, ahí la clave fue el trabajo previo a comenzar la escritura. Eso fue un trabajo largo, de meses donde en el fondo si yo tenía que crear a diez personajes lo hice con 30 porque cada uno era como tres en uno".
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