A Netflix llegó una de las películas mexicanas que probablemente compita con fuerza para la siguiente edición de los Ariel; se trata de El baile de los 41, que tuvo su corrida en cines este mismo año y que ahora se ha sumado al catálogo del servicio de streaming con todo y un final extendido no visto en pantalla grande. Si vives en el centro de la Ciudad de México o en la capital de Jalisco seguramente varios de los lugares mostrados en la cinta te resultarán familiares, por lo que indagamos en las locaciones utilizadas.
Al estar ambientada en 1901 durante el Porfiriato, el director de El baile de los 41, David Pablos (Las elegidas), debía cuidar cada detalle del entorno para que pareciera de la época correcta. Esto lo llevó a elegir tres lugares principalmente: uno de ellos es el Museo Nacional de Arte ubicado en pleno corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México. Las escaleras recorridas por los personajes principales y cuando vemos los pasillos de los lugares donde trabaja Ignacio de la Torre (Alfonso Herrera) pertenecen justo a este sitio de preservación histórica, ya que se han conservado los decorados antiguos.
Por otro lado, y siguiendo con las locaciones de la Ciudad de México, la Casa Rivas Mercado ubicada en la Colonia Guerrero sirvió para rodar las escenas en el hogar de Amada Díaz (Mabel Cadena) e Ignacio, aunque este último realmente no estaba ahí durante el día y la noche. Finalmente, el bar la Ópera de Av. 5 de Mayo en el Centro Histórico de la capital mexicana fue utilizado para algunas escenas, a juzgar por la instalación, es probable que el club de hombres homosexuales se estableciera ahí para asuntos concernientes a El baile de los 41.
'El baile de los 41': ¿Qué sucedió con Amada Díaz tras el escándalo de Ignacio de la Torre en la vida real?Viajemos hasta Guadalajara, Jalisco, donde se grabaron gran parte de los exteriores para la película, incluso quienes vivan o conozcan bien el Centro Histórico de aquella ciudad podrán distinguir varios de los lugares. Cabe destacar que la cinta se rodó en 2019, pero con todo esto se nota el cuidado detrás de las tomas y los escenarios utilizados, ya que en prácticamente ningún caso aparece algún error de ambientación o artefacto más allá de 1901. De hecho, justo al ser el Porfirio Díaz (Fernando Becerril en la película) el presidente, lo que se buscaban eran edificaciones estilo francés que tanto adoraba el mandatario.
Es así como El baile d los 41 no sólo tuvo un paso por cines de México que generó ruido, incluso los involucrados en la producción estaban inconformes con la clasificación dada, ahora, Netflix le ha dado un segundo aire, potenciándola a lugares más lejanos y mostrando un pasaje histórico de México que quizá estaba en el olvido, pero que ha sido rescatado en tiempo en los que la inclusión impera y este tipo de relatos cobran relevancia, tanto para mostrar el cambio significativo que ha sufrido la sociedad a nivel mundial, como para exponer los maltratos hechos a algunas comunidades en nuestro país hace algunas décadas.