La crítica no ha sido del todo condescendiente La mujer en la ventana, la nueva película de Joe Wright (Las horas más oscuras) y protagonizada por Amy Adams. El rechazo hacia esta historia no es del todo responsabilidad del director o del guionista Tracy Letts, quienes hicieron lo que pudieron con una obra literaria que resulta ser decepcionante y predecible, aunque eso sí, tiene un final diferente al que vimos en la cinta finalmente estrenada en Netflix luego de un largo periodo de incertidumbre vivido por el título.
La historia de Anna Fox (Adams), una agorafóbica que atraviesa una difícil situación luego de la muerte de su familia, fue adquirida por el estudio Fox desde antes de que llegara a estantes de librerías, pues veían una potencial película para los adictos a los thrillers psicológicos. No obstante, la adaptación de la novela escrita por AJ Finn sufrió uno que otro cambió en su traslado a la pantalla grande. Algunos de esas alteraciones mejoraron --a secas-- la historia de Anna, pero hubo otras que terminaron de hundirla.
Una de las principales diferencias entre libro y película es el desenlace. Si bien éste es predecible y aburrido en ambas plataformas, en la película disponible en Netflix resulta ser mucho más anticlimático que en papel. La resolución del misterioso asesinato de "Jane Russell" (Julianne Moore) y su autor intelectual, tiene un poco más de factor terror en la novela, y hubiera resultado un poco más grato para los espectadores si se hubiera traspasado tal cual.
'La mujer en la ventana': Final explicado de la película de NetflixEn la obra literaria, mientras Anna rememora su último encuentro con Ethan Russell (Fred Hechinger), se hace presente el hecho de que el chico le preguntó por la lesión de Punch (el gato de Anna), algo que ella no había mencionado. Cuando la protagonista mantiene una conversación en su cabeza con Livvy (Mariah Bozeman), su hija le pregunta: "¿Cómo está la patita de Punch?", imitando el cuestionamiento de Ethan. Es entonces que Anna se pregunta en voz alta, dirigiéndose a su gato, "¿cómo sabía él sobre tu pata?" y de la oscuridad surge Ethan para contestar: "porque te visito por las noches".
Aunque no parezca lo suficientemente atractivo, la narración y la descripción del espacio (totalmente oscuro y carente de una sola alma) que hace A.J. Finn provoca que sintamos la amenaza de Ethan como algo de lo que no saldríamos vivos: Anna está encerrada en casa, cortinas corridas y con muy poca luz en el cuarto y en la grandísima casa.
La pelea que se da a continuación entre Anna y Ethan resulta ser casi idéntica en el libro y la película, a excepción de que el pobre David (Wyatt Russel) no muere porque no está envuelto en la disputa, como se mostró en la cinta. Durante esta interacción entre Anna y Ethan, ella también le revela quién es su verdadero padre, un arquitecto que murió y dejó a Katie en una profunda depresión. Cuando Anna le confiesa esto a Ethan, el asesino baja la guardia. Posteriormente, ella se acerca para consolarlo y lo empuja hacia el techo de vidrio, que termina colapsando.
La mujer en la ventana es una prueba más de que no siempre se pueden hacer maravillas con un libro cuyo final es predecible, plano y no muy del agrado de los lectores universales; claro, a menos de que seas Stanley Kubrick y logres convertir el final de Stephen King en la obra maestra que es El resplandor. Esta podría ser la primera vez que Netflix fracasa en su intento de cautivar al publico lector, convirtiendo sus personajes favoritos de la ficción en personas de carne y hueso, tal como pasó de forma positiva con Bridgerton o Sombra y hueso.
La mujer en la ventana está disponible en Netflix desde el pasado 14 de mayo y cuenta con las actuaciones de Gary Oldman, Julianne Moore y Jennifer Jason Leigh.