Una nueva apuesta de Netflix ha llegado a su catálogo acompañada de un llamativo reparto y de una historia inusual con algunos giros cómicos, se trata de Descuida, yo te cuido, película escrita y dirigida por J Blakeson (La quinta ola) que presenta la excéntrica vida de Marla (Rosamund Pike), una estafadora de guante blanco que se hace pasar por una responsable cuidadora de adultos mayores, incluso engañando al gobierno; esto le facilitaba encerrar a sus inocentes víctimas en un cómodo asilo mientras vaciaba su grandes cuentas bancarias. Y es justo el inesperado final el que vamos a analizar y desmenuzar.
Los planes de Marla habían funcionado a la perfección hasta la aparición de Jennifer Peterson (Dianne Wiest), una solitaria mujer que, de acuerdo con la investigación previa, era el objetivo perfecto, ya que no tenía familia alguna, así podrían extraerle los ahorros de su vida sin que nadie se diera cuenta. Sin embargo, las apariencias engañan, ya que en realidad se trataba de la madre de Roman Lunyov (Peter Dinklage), un peligroso traficante de drogas, quien, por supuesto, la protegía a escondidas y se encargaría de orquestar una dulce venganza con su propio estilo.
Pero antes de abrir el manual de violencia extrema, Roman decidió enviar a su abogado, Dean Ericson (Chris Messina), para intentar sobornar a Marla con dinero sucio y así ahorrarse mayores molestias. Por supuesto, esto no sucedió debido a la desmedida ambición de la estafadora, quien decidió enfrascarse en una disputa con el traficante con el fin de obtener más dinero.
'Descuida, yo te cuido': 15 fotos detrás de cámaras con Eiza González y compañía en la película de NetflixEsto la llevó a hurgar en su lado más cruel y dio instrucciones al director del asilo que le hiciera la vida imposible a Jennifer al bajar la dosis de sus analgésicos, aumentar los minutos de ejercicio y disminuir la ingesta de alimentos. En estos momentos nos cuestionamos duramente quién era el verdadero villano de la cinta que también cuenta con la participación de Isiah Whitlock Jr., Alicia Witt y Macon Blair.
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LA AMBICIÓN DE MARLA PUSO EN RIESGO SU VIDA
Una vez que Roman entendió que la ambiciosa mujer no cedería ante ningún chantaje, decidió actuar sin tentarse el corazón al contratar algunos asesinos profesionales para capturar a Marla, intimidarla y finalmente asesinarla de tal modo que pareciera un accidente al introducir agua a los pulmones mediante una delgada manguera mientras estaba inconsciente y viajaba en su auto hasta caer en un lago. El destino le sonrió a la intrépida mujer y salió con vida no sin antes mostrar la curiosa escena del diente en el bidón de leche, ¿de verdad funciona esta maniobra?
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Fue así como la cinta tomó un nuevo rumbo, ya que Marla planearía su contraataque al descubrir que Fran (Eiza González) estuvo a punto de morir intoxicada con el gas de su hogar. Su lado espía surgió y lograron crear la estrategia perfecta para capturar a Roman y convertirlo en un hombre inestable y casi moribundo con tal efecto que la corte volviera a fallar en su favor y atarlo a un chantaje revertido. Al final el peligroso hombre le ofreció la oportunidad de expandir su estafa a nivel nacional y trabajar como socios.
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En este punto la producción tomó un giro veloz y nos muestra a Marla en una entrevista televisada donde se presenta como la directora de Grayson Guardianships, una empresa que cuida y protege a los adultos mayores, aunque en realidad es una fachada para su verdadero negocio. Fue aquí mismo que se dejó claro que su vida apenas comenzaba y tenía muchos más planes a futuro.
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La siguiente escena cambió toda la historia: un hombre llamado Feldstrom (Macon Blair) a quien conocimos en la primera escena de la película, se acercó a amenazar a Marla, pero esta vez con una pistola en mano y una lamentable realidad: su madre (víctima de la estafa) falleció y por culpa de la corte no pudo estar cercano a ella en sus últimos momentos. Por supuesto, este fue el perfecto detonante para accionar el arma y terminar con la vida de una mujer que gracias a su ambición perdió los estribos de su vida, es verdad que consiguió un notable éxito financiero, pero el costo fue su propia vida.
