En 2020 tuvimos que adaptarnos a las circunstancias en todos los ámbitos, desde hacer home office hasta prescindir de ir a las salas de cine a ver películas capaces de erizarnos la piel. Lo bueno es que las plataformas de streaming estaban listas para vivir lo que quizá es su mejor año y en México fuimos afortunados, ya que tenemos Netflix, HBO GO, Amazon Prime Video y, de forma más reciente, Disney+, capaces de estrenar un montón de títulos que, en lo personal, gocé como niño.
Star Wars parecía en el olvido a pesar del estreno nada lejano de la trilogía de secuelas, no obstante, The Mandalorian llegó con todo para revitalizar a la franquicia con las aventuras de un mandaloriano que se ganó más que mi respeto con un acompañante que nos enamoró a todos (hasta quienes no veían la serie): Baby Yoda. Acepto que lloré cuando la temporada 2 terminó de forma épica y nunca pensé que me conmovería de tal forma con algo relacionado a la saga (no es su estilo, aunque no le sentó mal). Me levantaba con mucha emoción más temprano de lo común cada viernes para ver el episodio en turno y así pude gozar de una verdadera joya del streaming.
Por otro lado, este año para mí fue absorbido, desde el primer mes, por las series, pero no podía dejar pasar la oportunidad de ver, aunque sea en el hogar, de varias cintas que me hicieron olvidar de la rutina, a pesar de prácticamente no salir. Wonder Woman 1984 fue lo que más disfruté en todo el año en cuanto a largometrajes se refiere; no es perfecta y dista de serlo, pero la sequía de películas de superhéroes, el carisma y talento de Gal Gadot, un personaje tan emblemático e inspirado, así como una historia de amor mundial y por el bien común, fueron los ingredientes perfectos para hacerme sentir de maravilla cuando la vi en dos ocasiones, una en el marco de acceso a una conferencia con los involucrados más importantes de la cinta (obviamente no podía dejar de pensar en eso por días).
Me es difícil limitarme a escribir sobre sólo algunos títulos que me fascinaron en el 2020, pero hay que hacer esto breve para seguir disfrutando de la vida; aun así, debo hacer mención especial a Gambito de dama que desde el primer episodio me enganchó como pocas; a The Crown que me causó obsesión por la familia real británica (y especialmente por Diana Spencer); y a los festivales de cine de Morelia y Los Cabos que me acercaron a ver propuestas que quizá no hubiera tenido la oportunidad de ver todas, pero pude aventarme 3 o hasta 4 películas diarias mientras se desarrollaban y ahí descubrí joyitas como Sin señas particulares o Wolfwalkers. Un año diferente, sí, pero que también quedará marcado por estas y más series y largometrajes.
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