En 1994 Disney sorprendió con su atrevida apuesta navideña: Santa Cláusula, película protagonizada por el simpático Tim Allen (a quien hemos escuchado en Wifi Ralph y Toy Story), quien interpreta a un hombre de negocios que sin querer mata al mismísimo Santa Claus, es por ello que de acuerdo con la cláusula navideña, deberá portar el traje y hacerse cargo del trabajo más importante del año: repartir regalos a los niños de todo el mundo.
Una vez que te dejas envolver por el humor de la primera entrega, es evidente que la historia tiene mucho potencial, por ello la Casa del Ratón se encargó de desarrollar una trilogía entera: Santa Cláusula 2 y Santa Cláusula: Complot en el Polo Norte. Si todo pintaba tan bien, ¿por qué no seguir haciendo más películas?
Es importante tener en mente que desde un inicio Disney se fue a tientas con esta historia, simplemente entre las primeras dos entregas existen ocho largos años de separación, algo inusual. Una vez que se produjeron las secuelas un notable factor se hizo presente: la popularidad comenzó a bajar y esto se reflejó en la taquilla mundial, pongámosle números para hacerlo más entendible: Santa Cláusula (US$189 millones), Santa Cláusula 2 (US$172 millones) y Santa Cláusula: Complot en el Polo Norte (US$110 millones).
Aunque seguían siendo números verdes para Disney, internamente la empresa no estaba conforme con los resultados, esto también se notó en el recorte de presupuesto entre la segunda y tercera entrega, pasaron de contar con US$65 millones a tan sólo US$19 millones. Sin duda, un movimiento financiero drástico cuando se trata de mantener a flote una franquicia mundial.
'Milagro en la calle 34': 10 cosas que no sabías sobre la película navideñaSumando a la clara tendencia a la baja tanto en popularidad como en ingresos de taquilla, el propio Tim Allen confesó estar cansado de meterse en el traje de Papá Noel; finalmente tres películas es una cifra más que considerable y para principios de los 2000 era ya algo que no se veía con tanta regularidad como hoy día. Y si de paso su reputación podría verse afectada, dar un paso al costado era la mejor opción.
Fue así como Disney decidió olvidarse de producir la cuarta película, no había motivos suficientes para justificarla; ni el público o Tim Allen deseaban realmente continuar con la historia a pesar del final abierto que tuvo la tercera entrega con el nacimiento de Buddy Claus, el hijo del mismísimo Santa. A partir de ese momento la compañía no ha tocado el tema y pareciera que no lo volverá a hacer.
Esto mismo nos hace pensar que la plataforma de Disney+ tiene viento en popa y podría aprovechar este impulso mundial para considerar producir la cuarta película y traer de algún modo de vuelta a Tim Allen o bien, darle un spin-off al bebé Claus o quizá un reboot para poner nuevamente las cosas en su lugar con nuevo reparto y nuevas tecnologías digitales a su favor. Todo podría pasar, pero mientras tanto, debemos considerar como una franquicia descontinuada y sin planes reales por revivirla, es duro decirlo, pero es la verdad.