La temporada navideña está más cerca que nunca y Netflix ha empezado a integrar un numeroso contenido apropiado a la época a su catálogo. Dentro de esto podemos encontrar el musical Jingle Jangle: Una mágica Navidad, película dirigida por David E. Talbert (Baggage Claim) y protagonizada por Forest Whitaker, Keegan-Michael Key, Hugh Bonneville, entre otros. La historia narra la vida del fabricante de juguetes Jeronicus Jangle (Whitaker), quien tiene una relación un tanto lastimada con su única hija y se encuentra en la espera de la visita de su nieta.
De pronto, la pequeña Journey (Madalen Mills) se da cuenta de que en su taller hay un juguete abandonado y sin terminar llamado Buddy 3000, que podría ser la clave para el funcionamiento de la tienda de juguetes y para hacer las paces con su familia. El pequeño robot termina siendo el protagonista de la película, aunque en contexto sólo es la vía para hablar de la unión familiar en temporada decembrina.
Para Talbert crear a Buddy 3000 no fue cosa fácil, pero tuvo como base mucha inspiración de grandes personajes de la historia del cine. El robot tiene la habilidad de volar, habla como si fuera Bumblebee y tiene unos enormes y expresivos ojos: “Crecí con R2-D2, Short Circuit, el robot Lost in Space y me enamoré de Wall-E. Aunque no es un robot me encantaba la mirada de E.T. así que quería mezclarlos todos juntos. Eso es lo que Buddy 3000 es”, confesó el cineasta a Entertainment Weekly.
David no sólo introdujo todos los personajes que su memoria le trajeron para hacerlo lo más encantador posible, sino que tuvo ayuda de su hijo de 7 años, quien apoyo en el dibujo con un esbozo, pero ahora que vio Jingle Jangle Una mágica Navidad reconoció todo lo que ella le imprimió al robot desde un inicio. A esto sumémosle que alrededor de los ojos del robot dejó el nombre de “Elías 260”, tal como se llama su hijo y el 260 se refiere a la dirección de su abuela. Esto remarca lo personal que es esta cinta es para Talbert y el corazón tan grande que tiene dentro Buddy 3000.
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La parte más técnica y definitivamente importante es la última, con los encargados de animación y efectos visuales. El director definió cómo debía lucir, cuál era el rol que iba a desempeñar, cómo debía moverse, etc. Cabe señalar que el ahora famoso robot tiene una influencia de la estética steampunk victoriana y en el set había un Buddy a escala para que el elenco se acostumbrara y un doble por cualquier escenario que se presentara.
“En el caso de Buddy, lo que pretendíamos era algo que encarnara la esencia infantil, la inocencia en todos nosotros. Como adultos miramos eso y encontramos a nuestro niño interior”, declaró Talbert y sin duda, más que lo técnico, lo que tiene en su génesis en este proyecto con enorme corazón.
