Si no han visto Sin señas particulares en el FICM 2020 o en cualquier otro festival internacional de cine pueden dejar de leer, porque hablaremos con SPOILERS, aunque lo que aquí se dice no es por completo tal, sino un análisis de una de las escenas más impactantes del cine mexicano en lo que va del año. Por estas razones no hemos querido revelar totalmente la imagen de esta escena, pues no hay nada como verla en la película. Si se puede en una sala de cine, mucho mejor.
FICM 2020: 'Sin señas particulares', una prueba más del éxito de las mujeres cineastasSi, en cambio, ya te expusiste a ella estarás de acuerdo con que la secuencia en la que aparece el Diablo es realmente perturbadora y no tanto por su aspecto, que en sí es intimidante, sino por el contexto en donde se da esta aparición –el rapto de los pasajeros de una autobus comercial–. Si la ves, se queda tatuada en lo más profundo de la mente.
En entrevista exclusiva para SensaCine México, la directora Fernanda Valadez, nos ayudó a comprender que esa imagen representa la deshumanización que lleva a las personas a matarse entre sí, fenómeno que a su parecer no tiene explicación alguna:
Queríamos expresar la violencia de este momento donde un grupo de migrantes es asesinado y mostrarlo de una manera naturalista.
Así es como después de varias opciones en las que se intentaba hacer una representación adecuada de lo que vivía uno de los protagonistas, el equipo sentía que no mostraba lo que en verdad quería decirse. “¿Cómo expresar el horror y el hecho de un ser humano lanzándose sobre otro en actos de brutalidad? Creo que son cosas que escapan de nuestro entendimiento", afirma.
Fue hasta que lo trabajó con su amiga, socia, productora y también directora Astrid Rondero (Los días más oscuros de nosotras) cuando dieron con lo que les pareció fue la mejor solución:
Mientras más específicas éramos en la escritura de la violencia, menos efectiva era. Fue en el proceso creativo con Astrid donde surgió la idea de utilizar una figura metafórica.
Fue así que llegaron a la idea de utilizar a un demonio posado frente a una fogata mientras reina el caos, los gritos y la sangre. Poderosísima experiencia cinematográfica.
Este ser se ha usado ya en otras películas mexicanas premiadas en festivales de los últimos 10 años. El controversial Carlos Reygadas lo hizo en Post Tenebras Lux, cuando ganó como Mejor director en Cannes en 2012. Con esto, no pretendo decir en absoluto que se hayan inspirado una de la otra. De hecho, su uso es bastante diferente: El de Valadez en un contexto de extrema violencia en donde encaja en la perfección en un descampado entre gritos y fuego –vaya estupenda pista sonora y fotografía de Claudia Becerril–. El de Reygadas, es un escena de hogar en donde el demonio pareciera ser un simple obrero cuya presencia suena más a un acto freudiano –en la conferencia de prensa el director dijo que esa escena se filmó en la casa de su niñez y la caja de herramientas era de su padre–. En Sin señas particulares, además, es coherente con el simbolismo de maldad pura. Es un arriesgado elemento tan universal y representativo que pudo haber tirado la ficción, pero que bajo el tratamiento de la puesta en escena de Valadez resultó, subrayo, en una imagen sumamente impactante.
Tras su éxito en festivales internacionales como Sundance, San Sebastián y Zurich, Sin señas particulares es desde su inclusión en el Festival de Morelia una de las favoritas de la Selección Oficial de Largometraje de Ficción Mexicano donde varias escenas merecen un análisis más profundo y ésta es solo una de ellas. Caben muchas interpretaciones, pero lo que es un hecho es que esa imagen no se va de la cabeza en mucho rato. Esperemos que eso también lo perciba el jurado para que la cinta se vaya con máximos honores y tenga una apertura comercial cada vez más grande en nuestro país.