Netflix es actualmente la plataforma o marca relacionada con la industria del entretenimiento que mayor ha sacado provecho durante la pandemia por COVID-19. La plataforma se ha convertido en el referente indiscutible para los espectadores que buscan grandes estrenos tanto en películas como en series de televisión. Los números hablan: Durante el primer semestre del 2020, Netflix reportó 26 millones de nuevos suscriptores a su plataforma a nivel mundial, en todo el 2019 sólo reportó 28 millones de nuevos suscriptores. Dominio total.
Más allá de esos números, el contenido que actualmente proporciona Netflix a sus usuarios ha caído en toda clase de polémicas causadas por la baja calidad de sus producciones, cancelaciones o campañas de publicidad fallidas como lo fue el caso de Guapis. Sin embargo, por momentos da la sensación de que este contenido que se produce o distribuye a través del gigante del streaming tiene una fecha de caducidad realmente rápida. ¿Se han puesto a pensar cuánto tiempo se habló en redes sociales de películas como El diablo a todas horas y Pienso en el final o series como The Umbrella Academy y la esperada Lucifer?
Sería riesgoso decir que se habló más de siete días sobre alguna de estas producciones, por mencionar algunas, vaya, ni dos fines de semana perdura la conversación sobre los últimos títulos estrenados en la plataforma. No hay duda tampoco de que vivimos en una época donde se consume contenido audiovisual más rápido que nunca. El ejemplo más claro está en TikTok, una red social que prioriza los nuevos videos que sus usuarios suben y, sobre todo, la corta duración para mantener la atención de quien use la aplicación.
Quizá los últimos grandes fenómenos televisivos de los que se tenga memoria son Game of Thrones (GOT) y Luis Miguel: La serie (sí, por increíble que parezca). GOT fue una serie que durante ocho años logró mantener una comunión que se convirtió en una especie de ritual entre la pantalla chica y el espectador. Cada domingo, denominado DominGOT, lograba paralizar a todo seriéfilo que buscaba ver de una u otra manera el nuevo episodio de la serie. Era un peligro entrar a Twitter y no haber visto el episodio en turno, ya que era un verdadero campo minado de spoilers.
En el caso de Luis Miguel: La serie, coproducción entre Netflix y Telemundo, se decidió optar por un formato donde se estrenaba un capítulo por semana en horario Prime Time. El resultado fue más que obvio. Memes, miles de reacciones y morbo era lo que cada noche se leía después de un episodio de la “telenovela” cuyo regreso se espera para 2021.
Por supuesto, los hábitos de consumo entre las audiencias han sido modificados debido a la pandemia. Una persona pasa mucho más tiempo frente a una pantalla ya sea por trabajo, clases u ocio. Existe también un cansancio o tecnoestrés generado por videollamadas y todas las actividades que surgen a partir de trabajar o estudiar desde casa, a tal grado que ver una serie o película pareciera, por momentos, lo último que se desea hacer.
En el caso de lo realizado por Netflix, ¿debería preocupar la poca trascendencia que tiene su contenido? Una conversación sobre determinada película/serie podría prolongarse por semanas, la realidad es que hoy es tan efímera como el intro de cada producción. Tal vez la respuesta a todo esto esté en la falta de contacto que hemos perdido a raíz del confinamiento, lo que antes era una experiencia colectiva en el caso del cine, hoy no existe más a pesar de que algunos complejos hayan reabierto. En el caso de la televisión, la conversación se reduce a lo que se escriba o no en Twitter, Facebook, etc.
Quizá la rapidez con la que ciertos contenidos terminan su ciclo de vida en nuestra charla cotidiana es una muestra más de la nueva era en la que nos encontramos o quizá también sea un signo de que consumimos lo que se nos dice y no tanto por deseo propio. Ojalá sea la primera opción.