Si bien los personajes en The Eddy son los que soportan sobre sus hombros la serie, también hay que mencionar que el ritmo de este drama musical es lento; te tardas varios minutos (sino es que episodios enteros) en adentrarte a la historia. Comienzan por plantear la trama, pero sientes que la música está pasando de largo, ya que la prioridad es desarrollar las historias personales de los involucrados y el jazz es parte de su vida, pero no es todo.
Es por ello que quizá, tras algún tiempo de comenzada la serie, aún tengas dudas de si lo que estás viendo realmente cumple la expectativa de lo esperado antes del estreno, sin embargo, algo que juega a favor de la serie es que si decides avanzar más allá de tres o cuatro capítulos sin duda ya estarás conectado con los sucesos principales y entendiendo mejor a las personas que retrata la serie.
Por otro lado, se optó por utilizar tomas muy personales, como si fuera un documental que sigue a los involucrados. En las secuencias es notorio cómo la cámara se mueve y vibra de un lado para otro sin discriminación, lo que puede desesperar a más de una persona. Aun así, se entiende la decisión detrás de esto, ya que justo la intención es hacer de este aspecto algo mucho menos bello y más convencional.
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