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    'Bad Education': Lo bueno y lo malo de la nueva película con Hugh Jackman

    HBO tiene entre sus contenidos una cinta que muestra un trabajo muy plausible del actor.

    Estrenada en el pasado Festival Internacional de Cine de Toronto, despertando elogios tanto por la historia como por la actuación de Hugh JackmanBad Education por fin puede ser vista a través de HBO y vaya que no ha defraudado. La trama de la película está inspirada en hechos de la vida real, específicamente en lo que sucedió en la preparatoria Roslyn en Nueva York, en la que el superintendente escolar y su secretaria son sospechosos de haber cometido el fraude más grande en la historia de la enseñanza pública en Estados Unidos. Un relato sorprendente del que vale la pena comentar varios aspectos.

    LOS HECHOS

    Definitivamente el punto más fuerte de Bad Education radica en la historia real que toman para adaptarla a una película. A pesar de que en la actualidad (y más en nuestro país) se escucha en reiteradas ocasiones sobre casos relacionados a fraudes y sobornos (en general corrupción), relatos como estos no caducan dada la forma en que diversas personas logran el cometido de ver por sus intereses mientras hacen parecer que su trabajo es intachable.

    La historia va evolucionando con el pasar de los minutos, pero de una forma peculiar, ya que pensarías que el foco de atención va por un lado, cuando en realidad por un costado se gesta el centro del asunto, lo que le da cierta identidad a la forma de contar los hechos. Una de las partes medulares de este apartado es que literalmente conoces el detonante de la situación principal, por lo que de cierta forma se transpola de un hecho relativamente insignificante a algo mucho más delicado.

    EL RITMO

    Si bien la médula del relato es muy interesante, la primera parte de Bad Education es lenta. Tardas varios minutos en adentrarte en el terreno escolar donde suceden las cosas. Esto era algo previsible dado que tenían que presentar el escenario principal para que las cosas tuvieran más impacto al final, sin embargo, no hay muchos aspectos dinámicos en los minutos iniciales que eviten que des uno que otro bostezo.

    Cory Finley (Thoroughbreds) es el director de esta película y, sin duda, el ritmo a fuego lento tiene que ver con su forma de abordar la cinta. Bad Education es apenas su segundo largometraje; si bien muestra cosas interesantes, aún le faltan aspectos por implementar para mantener la atención durante la mayoría de los minutos. Pese a ello, logra un contundente final y una última escena impecable.

    EL REPARTO

    Obviamente una de las principales razones por las que se voltea a ver Bad Education es su reparto encabezado por Hugh Jackman, quien utiliza su estrella para cautivar nuevamente a la audiencia, pero ahora con un papel diferente en comparación con los que ha hecho a lo largo de su carrera y que tanta fama le han dado. Y es que en este largometraje no baila, canta o saca las garras, sino que tiene un papel moralmente complicado, dando vida a Frank Tassone, un tipo que sabe guardar apariencias, que funge como una especie de villano para esta cinta y que orilló al actor a hacer cosas que no pensábamos.

    Si bien Jackman ya no tiene nada que probar respecto a su talento interpretativo por su amplia carrera, es realmente notable verlo en este tipo de papeles en que su personaje no precisamente es alguien de admirar; aun así, logra que empatices con él, algo que es realmente complicado de hacer dadas las circunstancias de su papel. A él lo acompaña un elenco principalmente de escolta, a excepción de Allison Janney, quien sí hace destacar su rol por sus reacciones ante las situaciones que tiene frente a ella.

    Así que vale la pena echarle un vistazo a Bad Education tanto por la contundente historia, así como por Hugh Jackman. Es verdad que tiene sus problemas de ritmo, pero son puestos a un lado una vez que estás dentro del universo que plantea esta película.

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