Habrá acaso algo más paradójico que en estos días, donde el planeta entero se encuentra en confinamiento debido a la crisis del coronavirus, volverse asiduo a un programa de televisión ambientado en una cárcel; sin duda una tremenda ironía. Los relatos en prisión han resultado atractivos desde siempre, y justamente hablando de ser grandilocuente, podemos remontarnos de pronto a la clásica novela de Alexandre Dumas ‘El Conde de Montecristo’, donde injustamente desterraban a su protagonista Edmundo Dantès a una prisión por un largo tiempo, para posteriormente regresar por quienes cometieron tal atropello y reclamar venganza. Lo interesante fue todo lo que ocurrió en la cárcel; los personajes con los que se tropezó y aunque sea un lugar común, la persona en la que se convirtió.
A final de cuentas, la cárcel es una apología no solo del castigo, sino de la redención, y eso a los lectores y/o espectadores, aparte de morbo, les provoca curiosidad. ¿Cómo crear un nuevo mundo entre cuatro paredes? ¿Qué tan amplio puede llegar a ser ese universo para un ser humano? Afortunadamente la ficción nos ha llevado a visualizar más de un escenario que pudiera responder estás preguntas. El desconocimiento nos vuelve unos voyeristas y la corrupción se vuelve un arma de doble filo que hará que nuestros protagonistas la utilicen a favor y en contra de los demás. Hay villanos, sí, pero el beneficio lo buscan todos y ahí el dilema es mayor, y la moral es cuestionable en todos los casos, incluso si se trata de los protagonistas.
Series como El Recluso, producida por la cadena de televisión Telemundo y parte del catálogo de Netflix, o la miniserie de HBO ‘The Night Of' han sido retratos opuestos en manufactura, pero que están encontrando su público gracias a otros seriados sobre prisiones, varias de ellas femeninas, abarcando diferentes géneros, algunas de ellas no tan recientes, pero que siguen teniendo vigencia dentro de la audiencia y que exhiben, cual ventana, los abusos policiales, el sistema penitenciario lleno de grietas, fácilmente de penetrar. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.
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