Una vez que mencionamos el nombre de Emma Watson no podemos evitar pensar en la sonriente niña de cabello esponjado de las primeras películas de Harry Potter, mucho menos hoy que la carismática actriz británica cumple 30 años. Sin embargo, hay un oscuro secreto que la propia actriz guardó por muchos años, confesando que ser famosa mundialmente tiene muchas implicaciones que ella jamás pidió.
Sólo basta tener claro el panorama completo que significaron las primeras ocho películas basadas en los mágicos libros de la autora J.K. Rowling; la temprana fama para Watson y sus compañeros Daniel Radcliffe y Rupert Grint bien pudo fragmentar sus vida, el nivel de exposición al que estuvieron expuestos desde niños no es algo sencillo de lidiar; finalmente eran el rostro por el cual la franquicia recaudó casi ocho mil millones de dólares por el mundo.
Durante una conversación con la versión británica de la revista Vogue, Watson confesó que en múltiples ocasiones se cuestionaba duramente por qué ella estaba en esa situación, finalmente ni siquiera pidió audicionar, sólo fue escogida de un momento a otro: “[Es algo por lo que] me he sentado en terapia y me siento realmente culpable, para ser honesta…”
¿Por qué yo? Alguien más hubiera disfrutado y deseado [la fama] más que yo. Y he luchado mucho con la culpa por eso.
Por supuesto podríamos pensar que todas las grandes estrellas de Hollywood viven con una enorme sonrisa de oreja a oreja cada uno de sus días, la fama y el dinero podría solucionar sus vidas para siempre. Sin embargo, no siempre es así, Emma Watson realmente tuvo oscuros momentos por los que fue necesario que asistiera a terapia, incluso el grado de culpa por no disfrutar de su fama era algo que le cruzaba repetidamente en sus pensamientos.
“Debería estar disfrutando más esto, debería estar más emocionada y en realidad estoy luchando realmente. Tenía nueve años y fui literalmente elegida de una línea en el gimnasio de mi escuela. Ni siquiera era una escuela de actuación.”
Está bien gozar de la fama para todos aquellos que soñaron con ella y trabajaron duro para conseguirla, pero ¿qué hay de aquellos, como Watson, que simplemente fueron elegidos? De alguna manera extraídos de su vida normal y después de un rodaje su rostro estaba por el mundo. Es por ello que la joven británica tuvo un duro duelo consigo misma.
[Ha habido] momentos en que todo se volvió tan grande que casi tuve vértigo en mi propia vida y se hizo tan grande que me sentí desconectada.
Por fortuna encontró el mejor modo para aterrizar sus pensamientos y no despegar los pies de la tierra, esto fue gracias a su familia y su proceso mental para reconectarse con su versión fuera del séptimo arte, aquella que la volvía una chica común: “creo que parte de mi sensación de paz interior conmigo misma ha sido recordando mi identidad como: 'soy la hija de alguien... Soy una hermana, pertenezco a una familia, vengo de un lugar, tengo raíces.' Hay una existencia y una identidad realmente grande. Tener eso no tiene nada que ver con la fama.”
Después de su reciente trabajo en la adaptación del clásico Mujercitas de Louisa May Alcott, escrita y dirigida por Greta Gerwig (Lady Bird), parece que Emma Watson se tomará un descanso de los libretos, largas jornadas de trabajo y de cientos de reflectores, por el momento no se contempla oficialmente ningún otro proyecto cinematográfico en el futuro. Y teniendo en mente el efecto que ha generado el coronavirus por el mundo, es posible que su regreso a los sets demore más de lo esperado. Aun así, sigue siendo una de las nuestras actrices británicas favoritas.