Poco ortodoxa es de esas historias que después de 30 minutos de haber empezado ya no te quieres despegar. Desde el primer episodio (de cuatro en total) quedas intrigado por lo que ocurrirá con Esther, mientras que la historia está contada de forma no lineal, ya que vemos fragmentos del pasado que ayudan a entender mejor la situación del presente, dando un respiro a los acontecimientos y llevando a la duración a un lugar cómodo a pesar de que los capítulos duran poco menos de 60 minutos cada uno.
La dirección tiene mucho que ver en este ritmo tan funcional y amigable y fue Maria Schrader (Liebesleben) la responsable de esta parte. La trama no es sencilla de digerir y menos teniendo a una protagonista de 19 años en la ficción, pero su valía está en no dejar tocar fondo en momentos de sentir emoción. Si es un momento de estar alegre lo hace sutilmente y de la misma forma ocurre cuando hay tristeza. Sí es un carrusel de emociones, pero no juega con los sentimientos del espectador, claramente se nota que su objetivo es hacerlo reflexionar, pero no romperlo en el acto.
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