El hombre invisible, aquel clásico villano creado en los libros por H.G. Wells, vuelve a la pantalla grande en una actualización fílmica para la nueva generación, pero sin perder la esencia de la novela del autor original que, al igual que la mayoría de sus adaptaciones, navegaba entre la ciencia ficción y el horror. Un discurso sobre el abuso de los recursos tecnológicos, la ambición y la pérdida de la cordura justo en ese orden.
Wells aún vivía cuando la primera adaptación cinematográfica de El hombre invisible sucedió en 1933, dirigida por James Whale (Frankenstein) y protagonizada por Claude Rains y Gloria Stuart (la Rose de la tercera edad de Titanic). A Wells le gustó el proyecto, pero se mostró inquieto cuando a su protagonista, un científico curioso, pierde la cabeza al conseguir la invisibilidad y empieza a aterrorizar al poblado donde pertenece. En palabras del autor, en la novela el protagonista no se vuelve loco, sino es su ambición por la ciencia lo que lo lleva a cometer actos cuestionables.
Ahora, en esta nueva versión dirigida por Leigh Whannell (Upgrade: Máquina asesina), se toma un tema oportuno de contexto: el maltrato de pareja centrado en Cecilia (Elisabeth Moss), violentada física y psicológicamente por su esposo, un científico abusivo y manipulador interpretado por Oliver Jackson-Cohen. La tortura de la mujer parece terminar cuando él se suicida sin razón aparente, dejándola millonaria con la herencia. La paz de Cecilia no dura mucho y se da cuenta que su exesposo está más cerca de lo que cree.
Universal Pictures, dueña de los derechos de las franquicias de monstruos como La momia y El hombre lobo, aparte de adaptar El hombre invisible en 1933, volvió en 1940 con El hombre invisible regresa y La mujer invisible. Dos años más tarde El agente invisible tomaba esta premisa, teniendo de contexto la Segunda Guerra Mundial. En 1944, La venganza del hombre invisible llegó a las pantallas y en 1951 Abbott y Costello contra el hombre invisible terminó con la seguidilla de películas, aunque ninguna tuvo el impacto del largometraje original.
Fue hasta el 2000 que un thriller titulado El hombre sin sombra, protagonizado por Kevin Bacon y Elisabeth Shue, que la idea regresó, ya que evidentemente se inspiró en el clásico de H.G. Wells, pero nuevamente sin generar un impacto que perdurara en la memoria del espectador.
Esto se planea cambiar con la nueva adaptación; Blumhouse Productions, casa productora de grandes éxitos de horror en los últimos años, coproduce y pone a una de las mejores actrices de la actualidad al frente: Elisabeth Moss, convirtiéndola en una nueva Scream Queen y honrando la memoria de Wells con una protagonista aguerrida y con temple.
El hombre invisible llega a las salas de cine el próximo 28 de febrero.