Sin duda dejaron el campo listo para la segunda temporada y, aunque el final incluye un giro en la trama, no tiene el impacto necesario para quedarte con ganas de más. Ese desenlace fue previsible e incluso te preguntas por qué los protagonistas no lo vieron venir si había elementos obvios para darse cuenta de lo que estaba pasando.
Sumado a esto hay situaciones que se abren, pero ya no se vuelven a tocar en el resto de la trama. Por ejemplo, el destino de uno de los papeles secundarios parecía dar pie a otra situación, pero nos quedamos esperando a que ocurriera algo que nunca llegó. Si bien es usual que dejen estos cabos para los siguientes episodios, en las primeras temporadas se agradece que la historia se cierre y sólo deje una situación que dé pie a lo nuevo, pero aquí sí sobraron tramas inconclusas.
Locke and Key puede ser algo interesante, pero definitivamente la saturación es el principal enemigo al que deben combatir. Un mayor desarrollo de personajes y congruencia en lo contado se agradecería, además aclarar el objetivo principal de los involucrados sería un acierto de cara a los siguiente episodios. Hay elementos interesantes que se pueden potencializar, pero sin duda hay mucho que ajustar si quieren hacer de esta serie una franquicia para no olvidar.