Algo que realmente es desesperante en Locke and Key son las malas decisiones o pasividad de algunos personajes. Es verdad que para enfrentarse a cosas paranormales no se está preparado, pero dentro de la fantasía pudieron hacer un mejor esfuerzo. Hay una excepción a esto y es Bode (Jackson Robert Scott) el único que sí tiene su objetivo definido y trabaja para avanzar. Tristemente sólo en los primeros episodios tiene mucha relevancia, ya que después se vuelve un rol secundario.
Por otro lado, hay situaciones que realmente son muy complacientes para probar ciertos pasajes. En una ficción debemos hacer un pacto con los creadores para creer la historia que cuentan, pero en Locke and Key hay situaciones en las que se esfuerzan al mínimo para dar por sentadas algunas cosas.
Además, hay ciertos elementos que realmente son cuestionables, como las circunstancias que rodean a algunos personajes y las acciones que toman a raíz de esto. Que si el miedo no existe o si el amor les toca al corazón, no hay congruencia en varias ocasiones y esto obviamente termina por restarle credibilidad a los estelares, además de tropezar a la trama que en su intento de ser misteriosa y enredar la historia para atar los cabos rumbo al final, termina por ser insatisfactoria.
Y retomando un poco el tema de los personajes, no hay mucha variedad de ellos. Dos de los tres hermanos son prácticamente iguales, mientras que le menor es el que resalta. La madre sale sobrando en la historia y en realidad nunca la vemos metida en su totalidad con lo que se está contando, tiene una trama separada que le resta importancia como estelar. El grupo de amigos sí es variado, pero sus motivaciones no son lo suficientemente fuertes como para ganarse el cariño de la audiencia, además de no ser piezas clave del todo, por lo que algunos terminan por ser prescindibles.
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