Rodrigo es un niño introvertido de 13 años que pasa gran parte de su tiempo a solas, excepto cuando está con su madre, Valeria, quien resulta ser su mejor amiga, su protectora y su mundo entero. Rodrigo cree que su relación es íntima y anclada en la confianza, hasta que una mañana se despierta con un extraño en la casa: Fernando, el nuevo novio de su madre, que había pasado la noche ahí. Inmediatamente, el dominio de Rodrigo se interrumpe y no le queda más remedio que luchar y reconstruir el consuelo materno que una vez tuvo.
Blanco de verano es otro brillante debut para el cine mexicano, esta vez en mano de Rodrigo Ruiz Patterson, quien se graduó del Centro de Capacitación Cinematográfica con honores tras presentar su cortometraje Australia. La cinta también cuenta con la participaciópn de Sophie Alexander-Katz y Adrián González como parte del reparto.
Debemos mencionar que posiblemente esta sea una de las cintas que mejor recibimiento han tenido en Sundance 2020, además de ser una de las más reseñadas por prestigiosos medios internacionales. Sólo por mencionar unos ejemplos, Variety la describe como “una historia tensa, cuidadosamente explorada sobre la mayoría de edad, ambientada en las afueras de la Ciudad de México, el debut de Rodrigo Ruiz Patterson estalla con una exuberante paleta visual y un elenco memorable.”
Por otra parte The Hollywood Reporter quedó más que sorprendido con la apuesta visual, narrativa y actoral llevada por el ojo de Ruiz Patterson, describiendo a Blanco verano de la siguiente manera: “el director mexicano Rodrigo Ruiz Patterson establece una situación doméstica de dependencia emocional mutua casi insalubre y luego la rompe con la llegada de un extraño cuya amabilidad y generosidad lo convierten en una amenaza aún mayor…”
Esta primera característica narrativa tensa es prácticamente un escenario de triángulo romántico, su calor, ira y dolor son persuasivamente interpretados por un excelente trío de actores.
Tal parece que la discordia por el amor de una madre y completa mujer ha despertado un favorable y repentino interés internacional, tal vez este sea el último elemento que necesitaba la ópera prima de Patterson para encontrar una corrida comercial en su natal México. Mientras se decide su destino debemos decirlo: ha conquistado rotundamente el festival más importante de cine independiente de todo un continente.
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