Finalmente, Jojo Rabbit se ha estrenado en nuestro país, justo un par de semanas antes de la tan esperada ceremonia de entrega de los Oscar, en la que tiene seis nominaciones incluyendo Mejor película. La sátira fantástica ambientada en la Alemania Nazi ha polarizado a la audiencia; muchos la tachan de ingenua, otros han caído en las redes de su incómodo, pero conmovedor mensaje acerca de la niñez y el odio que irónicamente aún gobierna en muchas partes del mundo.
En el filme, Jojo (Roman Griffin Davis), un niño de diez años fanático del nacionalismo alemán, tiene como amigo imaginario ni más ni menos que a Hitler (Taika Waititi), mientras que su madre: Rosie (Scarlett Johansson), tiene oculta a Elsa Korr (Thomasin McKenzie), una chica judía con la que el pequeño enfrenta sus prejuicios, miedos y creencias que él mismo ha alimentado.
El universo creado por Waititi ciertamente roza el retrato y humor del director Wes Anderson (Isla de perros) y quizá en la comparación es cuando de pronto la película no ha convencido a cierta parte de la audiencia. Por otro lado, hay demasiadas fibras sensibles, ya que inevitablemente toca un tema por demás doloroso, aunque el director le da la vuelta con ingenio, teniendo personajes bien dibujados y entrañables. Independientemente de esto… ¿Qué tan apegado a la realidad está la fábula de Waititi? ¿Acaso Jojo está basado en un personaje real?
Sabemos que en la Segunda Guerra Mundial hubo innumerables casos de judíos que fueron protegidos y escondidos y que también la lealtad a Hitler, tal como Waititi lo retrata en el campamento infantil, era real. Aun así, Jojo no existió realmente, Taika se inspiró en la novela El cielo enjaulado de Christine Leunens para escribir el guion. El texto habla de Johannes, un niño austriaco que durante la guerra no puede salir de casa tras quedar herido. Este evento lo lleva a descubrir que sus padres esconden a Elsa, una judía.
El infante termina enamorado de ella y empieza a mentirle con tal de que se quede escondida, sabiendo que ella no le corresponde. La novela de Leunens, aunque ficticia, es dura y se inclina por hablar de la codependencia entre dos personas heridas por las circunstancias teniendo de fondo la guerra. Aquí no hay magia, ni agujetas desabrochas, ni música de David Bowie, pero si el encuentro de dos personas aprendiendo a crecer. Es importante mencionar que Waititi empezó a escribir el libreto en 2010, por lo que el viaje hacia su estreno ha sido largo.
El mensaje de Jojo Rabbit está vigente debido a los tiempos que vivimos en el mundo por el clima sociopolítico rígido y delicado que se respira. La mofa va más allá y aparte del encanto que tiene Griffin Davis, el corazón de la cinta también lo tiene en la relación madre-hijo. Este es el motor durante el filme lo cual resulta más real que cualquier cuento de fantasía o anecdotario de guerras pasadas.