Y para cerrar con broche de oro: el momento que definió el destino de todo el universo. En el caso de Rey, después de tener el respaldo energético de la Fuerza y de todos los Maestros Jedi, utiliza los dos sables de luz que había llevado al momento final; uno era de Anakin (Hayden Christensen) y otro de Leia Skywalker (Carrie Fisher).
Tras la amenaza de Palpatine al mencionar que él representaba a todos los Sith de la historia, Rey responde un emocionante: “y yo soy… todos los Jedi”, acto seguido utiliza las dos armas y logra devolverle los rayos de energía para que se destruya a sí mismo. Un gran momento, sin dudas.
Por otro lado, el querido Iron Man (Robert Downey Jr.) hace algo un tanto similar: una vez que habían sucedido varios clímax en la historia, es Tony quien logra hacerse de las gemas del infinito y con su avanzada tecnología sorprendió a propios y extraños al sostener en su mano el poder del universo; el siguiente paso, una frase icónica: “soy… Iron Man”, el resto es historia.
Y una vez más… una escena idéntica. Al final no tendría que ser motivo de enojo, finalmente las dos películas tienen detrás suyo a Disney, quien se ha hecho de cierta fórmula para llevar a buen puerto sus múltiples blockbusters, en esta ocasión la taquilla no le respaldo del mismo modo, sin embargo, emplear momentos épicos que han funcionado anteriormente, no es una mala idea.
Sigue siendo el camino del negocio del entretenimiento, por tal motivo sacaron sus mejores fichas en un tablero distinto, sí, los personajes y las historias son completamente diferentes, sin mencionar el público, pero bueno… alguien debía intentarlo. Ahora que ya conoces estas similitudes podrás tener un gran tema de discusión con todos tus amigos.