Dentro de las cosas que puede presumir México se encuentra la diversidad de festivales que impulsan la cultura en muchas de sus formas. Entre estas celebraciones al arte obviamente están los relacionados con cine, que más allá de ser foros para poder consumir películas, el enriquecimiento viene también del contacto con otras personas. El documental específicamente tiene pocos lugares en los que se les dedica la atención por completo y es por eso que cobra relevancia el Festival de Cine Documental Mexicano Zanate, cuya décimo segunda edición se celebra del 18 al 23 de noviembre.
Hablamos con el director del festival, Carlos Cárdenas, quien se mostró entusiasta y muy enamorado de un proyecto que se encuentra en uno de sus mejores momentos y que sigue generando un espacio vital en el interior del país. El Festival Zanate se caracteriza por tener una convocatoria exclusivamente nacional, tiene una programación pequeña, pero cuidada: “Apostamos por un evento regido por la sencillez y la inclusión. Un festival pensado para los realizadores y para el público por igual que permita la convivencia de todos los involucrados en un ambiente cálido y cercano, como una gran familia.”
Algo que a los involucrados del certamen les ha preocupado es que las actividades de la programación no se empalmen. En la semana de duración del festival, el espectador podrá disfrutar tanto las proyecciones como de actividades complementarias sin tener este dilema de escoger una sobre otra: “Zanate es un proyecto de vida, un compromiso en dos vertientes: por un lado con algo que amamos, que es el cine documental y por el otro con nuestra ciudad, con la que hemos crecido, donde hemos nacido, donde está toda nuestra familia, nuestros amigos, a la que queremos tanto y es una manera de retribuir a estos dos pilares que forman parte de nuestra cotidianidad, de nuestra vida.”
El crecimiento del certamen fílmico ha sido constante año tras año y Colima lo ha arropado como suyo de una manera única, apropiándose de él y se ha unido con los documentalistas del país que se integran al en cada edición. Ha crecido en logística y organización, pero también su nombre ya resuena en varios recovecos culturales del país. El mismo director nos confiesa que la difusión del evento no ha sido una de sus mayores preocupaciones, porque el mismo efecto boca a boca ha atraído cada vez más gente:
Zanate es un espacio de convivencia, un espacio íntimo, un espacio para compartir a través del cine, para crear comunidad, para tejer lazos; un festival pensado para el público y para realizadores por igual que a final de cuentas tengan parte de la esencia de lo que creemos.
Más de 150 festivales existen en el país y sobrevivir a cambios tanto de público como de recursos, no es tarea sencilla, pero este encuentro celebrado en una ciudad pequeña tiene su aportación a la industria. Esta edición cuenta con 28 películas en competencia, además del reto docs Zanate en su quinto año, que consiste en la creación de una documental de 10 minutos en 100 horas; este año la dinámica cambió y tiene que ser con un celular.
Algo que señala Cárdenas con mucha importancia son los espacios para conversar y formarse que se dan en el festival; foros de discusión en los que se genera una plática de la industria con la comunidad. Este año tendrán lugar uno diseñado y ejecutado por el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) y que contará con la presencia de una comitiva encabezada por su directora: María Novaro.
La importancia de poner temas como la distribución del cine documental, así como la necesidad y búsqueda de espacios particulares más allá de grandes corporativos, es uno de los primordiales que se debaten. Cárdenas finaliza nuestra conversación así: “Zanate va a seguir laborando, apoyando para la exhibición, creación y formación de cine documental en nuestro país. Es un festival pequeño y va a seguir siendo pequeño; es un festival especializado y va a serlo toda la vida, es nuestra identidad. Un festival preocupado por el público, pero necesitamos que las películas exhibidas conversen, dialoguen y toquen a nuestro público. Colima es uno de los estados más pequeños de la Republica y esa cercanía genera todas las condiciones para que el festival los haga sentir como en casa.”