Una de las apuestas dentro de la Selección Oficial México Primero de la octava edición del Festival Internacional de Cine de Los Cabos es la ópera prima de Emilio Santoyo: El deseo de Ana, un drama íntimo, como él mismo lo define, que narra un breve, pero contundente momento en la vida de Ana (Laura Agorreca), una madre soltera que cuando su hermano Juan (David Calderón) la visita salen a la luz sentimientos y secretos que se encontraban en lo más recóndito de su ser.
El guion es del propio Santoyo con colaboración de Gabriela Vidal; significa para ambos un arduo trabajo de años para poder levantarlo: “Yo salí de la escuela de cine en 2013 o 2014 y quería hacer una película que tuviera una amalgama de tema como la familia, el deseo sexual y cierto tono nostálgico -nos comenta el director en una entrevista en exclusiva-. Estaba trabajando la historia, que no me salía, y después me topé con la historia de Gabriela, que fue mi maestra de guion y se ha convertido en mi amiga. Le escribí un mail desesperado a las tres de la mañana diciéndole: ‘Gaby, quisiera dirigir esta película, quiero hacerla mía, ayúdame y dame permiso…’”
A partir de ahí comenzamos un camino de cuatro años de coescribir el guion, de buscar fondos y de intentar contar esta historia enfocada en plantear como cuestionar la estructura familiar que hemos construido como sociedad.
Uno de los mayores miedos y evidentemente enemigos fue el discurso principal que se toca en el filme, pero lo que tanto Santoyo espera es que justo este tema no sea juzgado y sea visto con los ojos de una relación atormentada entre dos hermanos. Santoyo ha participado en documentales y diversos cortometrajes que han pasado por importantes Festivales Internacionales de Cine. Curiosamente fue director asociado de Clases de historia, protagonizado por Verónica Langer y que formó parte de la Selección Oficial en Competencia de Los Cabos 7.
Hay un paralelismo incluso en este último filme y El deseo de Ana, y es que las protagonistas se detienen en un momento de sus vidas gracias a la intempestiva presencia de otra persona que llega a revolverles su mundo: “Había un reto muy grande en el tono como una cosa entre nostálgica y erótica, pero que estaba permeada por una idea general narrativa de no juzgar a nuestros personajes para intentar entenderlos, a su naturaleza, nunca juzgarlos desde el punto de vista narrativo…”
Aunque siempre caes como en el riesgo de contar de menos o contar de más. Entonces esa como delgada línea fue complicada y con los actores también fue un reto fue interesante trabajar con ellos.
El trabajo de sus protagonistas es lo que más destaca del filme, ya que, aunque no son tan conocidos, sostienen el filme y lo saca avante con sus interpretaciones. Ana tiene un particular punto débil, llena de gesticulaciones, preocupada, pero de pronto feliz. Una marea de sentimientos de alguien que se siente prisionera y que no puede dar rienda suelta a lo que en verdad quiere hacer.
Para Laura el camino para llegar a El deseo de Ana no fue tan fácil como uno creería. De nacionalidad argentina y con El premio como uno de sus trabajos con mayor resonancia (gracias a haber ganado en el Festival Internacional de Cine de Morelia y de Guadalajara), sin duda este filme la regresa al círculo independiente, pero de calidad. La actriz nos platicó cómo fue este viaje:
“Las vueltas de la vida hicieron que yo conociera a la guionista de la película, nos encontramos de casualidad y ella me platicó que había un director muy joven que le pidió trabajar en un libreto. Entonces ya encontramos con Emilio e hice un casting para él y estuve muy bien. Me acuerdo que llevé mi propuesta y me dice: ‘Pues no es exactamente eso. Quisiera que fuera más así.’ Pero creo que lo que lo definió fue que le gustó como fumé. Son las cosas que ven los directores, los actores, que de repente podría al público que no está tan inmerso parecerle muy extraño, pero en verdad son cosas muy estéticas del cine, la imagen, la mirada.”
Hubo varios momentos en que Emilio estaba a punto de rendirse de tanto buscar apoyos para terminar su película, sin embargo, el resultado es satisfactorio para él y valió la pena tanto esfuerzo y preocupaciones: “Creo que no ha habido un día en estos cinco años en el que no haya dicho en algún punto del día: ‘híjole, esto ya es demasiado’, pero al final sí siento que hay que tener cierta insistencia y necesidad, sobre todo cuando no tienes apoyo del gobierno o de una empresa grande detrás pues como que tienes que estar ahí, pero sí es definitivamente cansado de pronto y también es súper lindo…”
Es como una relación rara como de codependencia con el cine, extraña.
Una noche de fiesta en un bar… una recámara al que de cierta forma están atados los hermanos desde que eran pequeños… un eterno beso que parece estar plagado de culpa. Esto es parte de la culminación de El deseo de Ana; un final abierto a la interpretación y con varias connotaciones cargadas a ese instante:
“Yo creo que al final puede cada quien puede interpretarlo como quiera; lo que quisimos hacer junto con Raúl Barreras, que es el editor de la película, fue construir un clímax emocional, más que narrativo para intentar ponerse desde el punto de vista emocional de estos personajes…”
El final es como una oda a la redención de perdonarte a ti mismo y perdonar cómo ese deseo te carcome que piensas que está mal.
La octava edición del Festival Internacional de Cine de Los Cabos se llevará a cabo del 13 al 17 de noviembre del 2019.