Ellen Mirojnick es una mujer que se toma muy en serio la ficción. Su pasión por el mundo de la moda y la sensibilidad con la que trabaja cada uno de sus personajes, la han convertido en una experta en el género de fantasía. ¿De dónde viene su inspiración? No sabe concretamente. De lo único que está segura es de la fascinación que tiene por las pasarelas y las tendencias que marcan cada temporada.
Durante su visita a México, le compartí mi inquietud ante ver a un personaje de fantasía, a una villana como Maléfica, transformarse en un ícono de la moda, en una fuente de inspiración. Su respuesta fue concreta:
La moda inspira a la fantasía y la fantasía inspira a la moda
Mirojnick no se inspiró en un diseñador en específico para vestir a Angelina Jolie. No se sumergió en una sola tendencia y tampoco se encasilló en una misma paleta de colores. Ella simplemente quiso jugar con la magia que rodea a La bella durmiente y conquistarnos con sus extravagantes vestuarios. Esta maestra del disfraz- literal- logró convertir a una de las villanas más despiadadas, en una hermosa y glamourosa hada.
¿Vestir a Angelina Jolie es tarea fácil? Sin duda no. Sin embargo, hacer brillar como nunca a una mujer que deslumbra a cualquiera con tan solo su presencia, fue el menor de los retos. Para Mirojnick, fue más difcil trabajar con Jolie como productora que como protagonista.
Si solo hubiera sido la protagonista de la historia hubiera sido más fácil porque ella se hubiera adecuado a mis diseños. Pero también era la productora y estaba involucrada en todos los detalles. Cada diseño era aprobado por ella. Mentiría si les dijera que fue fácil complacerla o convencerla. Aprendí como nunca en mi vida. Es una mujer que convierte en magia a los detalles más insignificantes
Era tan grande el reto, que Mirojnick tuvo que crear un libro para cada personaje. Lo que empezaba como un garabato terminaba en elegantes vestuarios como el de la Reina Ingrid (Michelle Pfeiifer) o en vestidos repletos de inocencia y dulzura como en el caso de Aurora (Elle Fanning). Muchas de esas ideas se quedaron en bocetos, pues en algunos casos su imaginación superó por mucho a la realidad. El primer vestuario que diseñó para Pfeiffer fue imposible de confeccionar debido a que era demasiado pesado. Pero el cuaderno tenía muchas hojas vacías y fue en esos lienzos en blanco en donde plasmó lo que terminó por convertirse en el balance perfecto entre la alta costura y la fantasía.