Después de presentar el documental Calentamiento local en 2008 y Rezeta en 2012 dentro de la competencia del Festival Internacional de Cine de Morelia, Fernando Frías regresa con el drama urbano Ya no estoy aquí. En éste sigue mostrando su interés por retratar el sentido de pertenencia y la inadaptación como tema central. “Es mi segunda película y creo que siempre estoy trabajando con el tema del choque cultural y, de alguna manera, con el concepto del pez fuera del agua”, aclara Fernando. Sus películas son la prueba: Rezeta era la historia de una modelo albanesa que se topaba con la particular idiosincracia de la ciudad de México y en Ya no estoy aquí retrata al líder de una pandilla de Monterrey que tiene que salir huyendo a Nueva York obligado a desapegarse de todo lo que solía ser.
Eso sí, aunque la cinta hable de la migración, no aparecen los temas comunes explotados ad nauseam de nuestro cine. No esperen escenas en la pizca de fruta ni el pavor a la migra. Es, genuinamente, un ángulo que pocas veces hemos visto. “A mí me interesaba que no fuera típico –subraya el director–, porque también existen estas historias que no son lo suficientemente dramáticas como para llegar a las noticias pero el hecho de que no lleguen es en sí mismo algo dramático. Son historias humanas, historias que existen y suceden”. Y remata enfáticamente: "No todos los migrantes están aquí ni quieren estar aquí [en EEUU]”.
Además de mostrar la alienación provocada por estar en otro país sin algún allegado y sin cononcer el idioma, aquí también hay una profunda reflexión sobre las oportunidades para los jóvenes y sobre cómo las pandillas satisfacen la necesidad de pertenencia ante los hogares rotos. “Se trata sobre los pequeños momentos de juventud que tiene la gente viviendo en condiciones marginales donde la falta de oportunidad hace que la juventud se acabe mucho más rápido. Es decir, que a los 16 años a lo mejor trabajas para un cartel o si quieres irte por el camino de la derecha a lo mejor trabajas en un 7-Eleven o estás embarazada, pero no hay movilidad social”, aclara el cineasta. Frías se apoyó en un elenco de no actores para hacer este retrato, incluido su protagonista Juan Daniel García Treviño que está para ganar premios aun cuando no tenía experiencia frente a la cámara. Su personaje se llama Ulises en honor al regreso a casa planteado en La odisea de Homero y también por el músico Ulises Zarazua, quien tiene una personalidad reservada pero que proyecta todo lo opuesto cuando se presenta en el escenario.
La decadencia de la Kolombia Regia
El guión pasó por los laboratorios de Sundance y del Festival de Los Cabos antes de rodarse. Levemente inspirado por el libro La regiocolombia de Darío Blanco, está ambientado en el 2011-2012, justo cuando la violencia en la capital del estado llegó a su climax. Era por esos años que continuaba el movimiento musical Kolombia Regia haciéndose notar por su particular forma de peinarse, las camisas holgadas y por escuchar “cumbias rebajadas”, o sea, canciones que parecieran reproducidas por aparatos que se están quedando sin batería. Poéticamente esa lentitud se usa con el pretexto de estirar los momentos felices de la vida según lo confirma el realizador.
Sin embargo, la penetración de los grupos delincuenciales en aquellos años hizo que los chavos Kolombia fueran perdiéndose paulatinamente. “Cuando empecé a investigarlo, vi como estaban desapareciendo. Habían llegado los Zetas como exmilitares y venían con esta moda de gorritas Armani, jeans apretados, no sé qué. Entonces levantaban a los chicos y les decian: ‘ya no quiero que se vean como payasos. Si están todos vestidos así...’”. Entonces, ¿mantener la idendtidad a cualquier precio o cambiarla? Incluso esa pregunta la podríamos hacer al realizador que se ha mantenido a contracorriente de narrativas facilonas y tendencias probadas. "Había cine mexicano que estaba siendo un éxito en el mundo, que para mi explotaba la realidad de una manera sórdida: 'mira la gente que está metida con la violencia y mira como están colgados de los puentes'", observa. "Entonces yo pensé que podía contar una historia que estuviera en ese contexto sin tenerme que ir a explotar ese lado que colonialmente le gusta ver a los extranjeros sobre la sublimación de los latinos explotando su propia realidad y su violencia".
Cuando se habla de la Kolombia Regia es casi imposible que no llegue a la mente la cinta Cumbia callera de Rene U. Villareal (que de hecho compitió en el festival del 2007). El director está consciente de las posibles comparaciones pero aclara: “Sí la vi y conocí a gente que trabajó ahí. Vi las locaciones pero no es la historia. A mi parece que es una historia aparte, diferente, que usa también ese contexto. Tiene que ver con alguien que es de fuera de ese movimiento y como se mete ahí. Es chistosa por que es como esta película de Ray Davies, cantante de los Kinks, que hace Return to Waterlloo que sólo es musica y no hay diálogos. En ese sentido es una película bastante diferente, en mi opinión". Y concordamos.
De alguna manera Ya no estoy aquí, cuyo rodaje fue intermitente por cuestiones de producción, es también reflejo de la experiencia en el extranjero del director. "Estaba escribiendo otro guión, que tiene que ver con alguien que se dedicaba a hacer unos peinados aquí en Nueva York y era un personaje chino y luego como que todo eso está aquí (eso de los peinados y las niñas chinas en Nueva York). Pero como que al mismo tiempo yo tenía mi propia sensación y experiencia de vida, que era que yo me vine aquí por una maestría que se supone era algo chido, que era para mejor y no estoy seguro que así sea. La verdad es que no, a veces pienso que hay que ser honestos". No siempre estar en otro lado es lo mejor aunque todo mundo así te lo haga creer. "De alguna manera se trata de esta idea de que home is home, de que independientemente de lo que está pasando en tu lugar de origen, tu lugar de origen es tu lugar de origen a final de cuentas". Cuántas lecciones nos da el joven Ulises...