La idea de Polvo provino a raíz de una visita a las fiestas de un pueblito de Baja California Sur, lugar muy apegado a la historia del actor José María Yazpik. Los encuentros que tuvieron con los amigos de la infancia y con los familiares que aún viven por ahí fueron reveladores y hasta nostálgicos: "Todos los veranos de mi infancia y adolescencia fueron ahí, en San Ignacio, por lo que el filme tiene una carga muy emocional para mí, para mi familia… Ahí di mi primer beso, ahí fue mi primera comunión…’’, recuerda el protagonista y director cuyo padre es originario de aquel lugar.
"Fue una sensación muy extraña el llegar ahí –recuerda–, por lo que mi hermano Carlos y yo dijimos: ‘Tenemos que hacer algo aquí’”. Al momento no sabían exactamente qué querían contar, pero se propusieron regresar para desarrollar una historia justo en ese pueblo donde tantos recuerdos sobreviven hasta hoy. La otra vertiente de la trama vendría de una manera más inusual, algunos casos en el mundo en los que paquetes de drogas cayeron, literalmente, del cielo: “Un amigo colombiano me contó la anécdota de la avioneta que había sucedido en su país. Entonces empecé a investigar y es algo que ha pasado en muchas partes del mundo. En Portugal llegaron por mar los paquetes de cocaína; en Yosemite había una avioneta con marihuana y los que escalaban la rescataban y se compraban su equipo. Entonces dijimos: ‘Eso lo podemos contar ahí, pero no queremos que sea una historia sobre el narco.”
Su ópera prima finalmente fue escrita en coautoría con el dramaturgo Alejandro Ricaño, quien cuenta con una trayectoria bastante sólida en el teatro Internacional. “Entonces ya el proceso creativo y de escritura y todo eso me llevó a balancearlo hacia algo mucho más personal: Es el regreso a tus raíces, a tu historia, a tu lugar. Que es algo que me pasa con Baja California.” Polvo trata sobre El Chato (Yazpik), un cuate que huyó de su pueblo de origen para probar suerte por otros lados. El camino lo llevó por distintos rumbos y después de una década de ausencia, regresa a su lugar natal. La visita servirá como punto de partida para reencontrarse tanto con seres queridos, como con él mismo.
La cinta fue filmada durante seis semanas en varias locaciones de Tijuana y, claro está, en San Ignacio, Baja California Sur. Literalmente llevar ahí la producción fue como volver a los años definitorios de la vida: “La tienda es la tienda que fue de mi abuelo y luego de mi tío, donde yo iba y les ayudaba a vender hielo, a vender cualquier cantidad de cosas. La casa a donde llega El Chato, es la casa de mi abuelos, que ese fue un viajezote porque cuando llegamos, tenía 30 años de no abrirse. Se murieron mis abuelos y así la dejaron. Entramos y había tazas de café en la mesa como si hubieran desaparecido y hubieran cerrado la puerta y ya nadie hubiera entrado. ¡La cama dónde se duerme Chato era la cama donde mi papá se dormía de niño! Entonces es algo hermoso, pero muy fuerte…"
Esa experiencia la compartió con un gran elenco en el que aparecen Mariana Treviño, Jesús Ochoa, Joaquín Cosío, Carlos Valencia, Adrián Vázquez, Angélica Aragón, entre otros. Todos piezas únicas de esta comedia negra. El salto que dio Chema de la actuación a la realización es muy afortunado (no deberíamos decirlo, pero es mejor que los primeros trabajos de sus amigos cercanos). Quizá después de laborar con Pedro Almodóvar, Jorge Fons, Alonso Ruizpalacios, entre muchos otros, algo les aprendió: “Te vas formando como actor y vas captando todas estas distintas corrientes de dirección y a la hora de la hora fue algo como muy natural”, acepta. “Lo que me quedaba muy claro y ha sido un punto a mi favor es que siendo actor me puedo comunicar muy bien con el elenco”. De hecho es curioso que el debut de su cinta será dentro de la competencia del Festival de Morelia junto con el realizador que le dio su primer protagónico, Hari Sama, a lo que afirma sonriendo: “El otro día fue a cenar a la casa y estábamos muy contentos de estar juntos en esto. Tengo muchas ganas de ver su película (Esto no es Berlín).”
Con Alebrije Producciones (productora de Mónica Lozano) en alianza con THR3 Media (brazo de producción de Diamond Films), la cinta se estrenaría comercialmente al concluir el Festival de Morelia –misma estrategia que usó Museo–, pero al parecer se ha cambiado para el 8 de noviembre. Por el momento la crítica ha aplaudido el debut como realizador de José María Yazpik, esperemos que esta historia personal bastante divertida también sea favorecida por la taquilla.