Arturo Ripstein (Profundo carmesí) eligió el Festival Internacional de Cine de Toronto para estrenar su película número 60: El diablo entre las piernas, misma que realizó -por supuesto- con un guion de su esposa y colaboradora de siempre, Paz Alicia Garcíadiego. La película es un drama profundo e intricado que como casi todas las películas del director mexicano, ahonda en problemáticas sociales y humanas que muchas veces no son tan evidentes.
El diablo entre las piernas sigue la historia de una pareja de la tercera edad interpretada por Silvia Pasquel y Alejandro Suárez, que se debate entre los celos, el deseo, la violencia y el amor. Como muchas mujeres de su generación, Beatriz (el personaje de Pasquel) soporta el maltrato de su marido pensando que algún día logrará complacerlo. Esta tóxica relación (tan común en México) se desarrolla en una casa destartalada bajo la mirada de su asistente doméstica, Dinorah (Greta Cervantes), quien funciona como el elemento que impulsa la trama.
La nueva cinta de Ripstein echa un profundo vistazo al tema de la violencia física o psicológica contra la mujer y utiliza la edad de sus personajes para darle una dimensión universal a su planteamiento: “Surgió de la idea de que los celos no se terminan con la edad -comentó el director en una entrevista con Variety- la atracción y la repulsión no se terminan a cierta edad. Un amor de locura siempre guarda también un odio enorme…"
La sexualidad casi siempre se muestra entre gente joven con cuerpos hermosos y nosotros pensamos que a nuestra edad era fundamental hablar sobre una pasión de locura que va más allá de lo físico.
“Todos los personajes -continúa Ripstein- surgen del concepto de una inocencia perversa. Dinorah cree que su patrón cela a su esposa porque la ama profundamente y así, aunque adora a Beatriz, ayuda a sostener la situación de maltrato.”
Pecime
Ripstein remarca sus puntos en El diablo entre las piernas a través de una cinematografía en blanco y negro con altos contrastes y largos planos secuencia. El director afirma que lo hizo así a pesar de que hay un rechazo a las cintas en blanco y negro porque no se les considera comerciales:
El color añade naturalidad, realismo y cercanía mientras que el blanco y negro te obliga a usar tu imaginación. El color termina por ser una concesión para el espectador.
Otra peculiaridad de El diablo entre las piernas es que a pesar de desarrollarse en la actualidad, utiliza un español de finales del siglo XIX. Garcíadiego afirma que se inspiró en la forma en la que hablaba su abuela: “Viendo una película de Ripstein me acordé de este romance que tiene con la cámara y pensé que yo podía hacer lo mismo con las palabras. El español es un idioma muy barroco que, a diferencia del inglés, no permite que se exprese todo en una sola oración, así que aproveché eso y me enfoqué no sólo en lo que decían sino también en el ritmo y el sonido las palabras.”
El diablo entre las piernas aún no tiene fecha de estreno programada en el circuito comercial.