Es una mañana cualquiera en el Four Seasons de Ciudad de México y lo primero que encuentro al llegar a las salas donde se llevó a cabo el junket de Sonora es a Alejandro Springall sirviéndose un café. Se le ve contento y emocionado, finalmente esta película marca su regreso como director tras ocho años de estar de lleno como productor en cintas como Ayotzinapa, el paso de la tortuga y La delgada línea amarilla.
Alejandro cuenta que quiso llevar a la pantalla el libro La ruta de los caídos, de Guillermo Munro, porque le pareció muy interesante que el retrato de la discriminación y el racismo que sufrieron los chinos en Sonora en 1931 cuando el gobierno mexicano pretendía expulsarlos del país por ser migrantes indeseables, se pareciera tanto a lo que estamos viviendo actualmente.
Para colmo, en este periodo de la historia también se cerró la frontera con Estados Unidos, así que el relato de una mujer (Giovanna Zacarías) que se ve obligada a llevar en su auto de Sonora a Ensenada a un funcionario xenófobo (Juan Manuel Bernal), a un ex comandante del ejército de Villa (Fernando Becerril), a una muchacha que va en busca de su hermano (Carolina Molva), a una abuela que quiere rescatar a sus nietos (Dolores Heredia) y a una familia de chino-mexicanos, sirve para mostrarnos cómo las cosas no han cambiado mucho desde entonces y cómo el clasismo siempre está presente en nuestras conductas aunque no nos demos cuenta.
Este ecléctico grupo tendrá que cruzar el inclemente desierto de Sonora y para ello llevarán de guías a Marcos (Harold Torres) y a su tío Emeterio (Joaquín Cosío) un indio de la región, que tendrá que dejar de beber unos días si es que pretende ayudar al grupo a llegar a su destino.
Según nos cuenta Springall, fueron cinco semanas de filmación en el desierto de Sonora, considerado como uno de los más inhóspitos del mundo. Afirma que para él era muy importante filmar en locación porque el desierto es un personaje más en esta historia, pero que definitivamente no fue fácil, sobre todo cuando tuvieron que detener el rodaje varios días por causa del Viento Negro, que es cómo se le llama a las tormentas de arena en el norte del país.
En un elenco verdaderamente espectacular que además funciona con un engranaje perfecto, destaca la participación de Joaquín Cosío, quien nos recuerda que como actor tiene mucho más que dar que los papeles de narco en el que muchos directores lo han encasillado. El actor nos platicó sobre su proceso acompañado por Alejandro Springall y Giovanna Zacarías. Aquí más sobre lo que nos contaron…