Han pasado varios meses después del polémico final de Game of Thrones e increíblemente la serie sigue haciendo eco. Esto no parará ya que los últimos libros de George R. R. Martin aún no salen y el spin-off de la serie se encuentra en rodaje. A esto sumémosle proyectos que sigue en desarrollo en secreto en torno al universo de los siete reinos, porque es casi un hecho que los hay. Ahora toca el turno de hablar de uno de los personajes más queridos de la producción: Arya Stark (Maisie Williams).
Ella es uno de los personajes más importantes dentro de la saga Canción de hielo y fuego, tanto que es el único en contar con capítulos propios en cada uno de los libros de la saga. De la misma manera fue inevitable que en la serie no se convirtiera en alguien vital, ya que el viaje de Arya después de la muerte de sus padres es uno de los más fascinantes de la literatura ficticia de los últimos años. Su temple intacto, desafiante, terca y con una meta fija: asesinar a cada una de las personas que había lastimado a su familia.
Ha surgido una teoría sobre la pequeña y su pasivo comportamiento en el episodio final de la serie. Tenía una lista específica de gente con la que iba a matar y Cersei (Lena Headey) estaba en ella. Si alguien era determinante en la serie, era Arya, pero se dejó convencer por The Hound (Rory McCann) de una manera tan fácil, que provocó en los espectadores tremenda incredulidad.
La hipótesis es que en la temporada seis, mientras la Stark entrenaba con “la niña abandonada” (Faye Marsay) ésta última mata a Arya y adopta su cara, por lo que sus convicciones cambiaron al final, ya que no era la verdadera. Por otro lado, otra teoría soporta que la niña poseyó a la Stark y se convirtieron en una misma persona, pero el espíritu de Arya murió. Ambas son similares y de ser ciertas, resultarían decepcionantes debido a que el personaje no merecería un final así; lo cierto es que se sienten como meras justificaciones para un desarrollo de endeble que sufrió para el acto final de la serie.
Lo que sí sucedió fue que, en efecto, la niña abandonada sí apuñaló a Arya y la persiguió mientras se encontraba en recuperación, para que después la Stark la matara, quitándole el rostro y añadiéndolo al salón de las caras. Por lo que el momento de la posesión o suplantación de identidades realmente no cuadra. Independientemente de esto, resulta fascinante que se sigan creando historias interesantes y sólidas que lo que vimos en la última temporada de Game of Thrones.