Happiness is a Warm Gun no es una de las canciones más populares de los Beatles y quizá por eso surtió un efecto tan impactante cuando Michael Moore la utilizó para remarcar su punto en torno a aquellos que defienden el derecho de poseer armas en los Estados Unidos. Aunque siempre se ha dicho que la canción de 1968 es en realidad una reflexión en torno al abuso de sustancias, Moore la utiliza para mostrarnos un collage de imágenes violentas, que se intesifican junto con la música, para echar abajo los argumentos del Red Neck al que acaba de entrevistar. No en balde, Bowling for Columbine se llevó el Oscar a Mejor documental en 2003.
Las canciones de los genios de Liverpool siempre han estado presentes en el séptimo arte.