Tal como si estuviéramos en 1994, de nueva cuenta nos encontramos con el escandaloso tema del plagio de El rey león. Y es que la excelente recepción en taquilla de la versión de Jon Favreau sirvió para desenterrar los archivos rojos de Disney, particularmente el relacionado a uno de sus grandes clásicos. Como si se tratara de pagar deudas que el estudio siguiera debiendo o será sólo oportunismo para demeritar el trabajo tanto del material original como del remake.
Poniéndonos en contexto, Kimba, el león blanco (cinta en supuestamente plagiada) fue transmitida en Japón en 1965 y a su vez se basa en el manga Jungle Emperor Leo creado por Osamu Tezuka. Kimba rima con Simba ¿Cierto? Ambos son huérfanos y herederos de un trono. Hay un villano con una singular cicatriz en el ojo, uno llamada Claw y el otro Scar. En su aventura el felino blanquizco trata de recuperar su reino y lo acompañan una pequeña leona y un tucán. Difícilmente en un juicio las pruebas apuntarían a que la casa del ratón tuvo la idea original o hay que darle el beneficio de la duda y creer en las casualidades de la vida. Son países diferentes, por qué no podrían tener las mismas ideas, ¿cierto?
Por otro lado, los que crecimos con El rey león teníamos el conocimiento que la historia se basaba en Hamlet de Shakespeare. Es decir, el tío mata al rey y su hijo es desterrado al culparlo del asesinato, pero regresa para tomar lo que es suyo y tomar venganza. Respecto a esta teoría, también Disney se muestra renuente a aceptar la obvia influencia de la trama y siguen navegando con la bandera de que su historia es original.
Ellos se han defendido hasta el cansancio de todas las acusaciones y ahora los dolores de cabeza han vuelto. Según Tezuka -el creador de Kimba- justifica que el parecido entre los nombres de los protagonistas reside en que Simba es la última palabra usada en suajili para “león”. Lo cierto es que The Hollywood Reporter publicó un reportaje mordaz y puntual acerca de la evidente copia que resulta ser y muestran diseños de preproducción de Disney, donde originalmente Simba era un león blanco.
Tezuka Productions nunca denunció a Disney a pesar de tener una cantidad enorme de gente respaldando el argumento. Artistas japoneses se pusieron firmes en contra del origen de El rey león y una famosa animadora llamada Machiko Satonaka publicó una carta exigiendo el respeto y el valor que merece lo creado por Mr. Tezuka. Ni siquiera se pedía una remuneración económica, pero sí que se incluyeran en los créditos que la historia tuvo influencia de la caricatura de los 60 y que no es ajena a la cultura estadounidense. La NBS la transmitió por casi 20 años, así que era parte de la cultura popular del país.
Este oscuro capitulo dentro de la historia de la película se quedará ahí, sin aclarar. Inevitable es ver los paralelismos, pero también es muy fácil hacerse de la vista gorda, ya que sólo ellos sabrán la verdad acerca de dónde nació la inspiración de esté gran personaje.