El director de Batman y Robin: Joel Schumacher tomó el clásico teatral de Andrew Lloyd Webber para adaptarlo al cine. La apuesta era más que arriesgada y desafortunadamente pasó más con pena que gloría. La música sigue viva; esas partituras resuenan en cualquier lugar donde se reproducen. Pero al elenco le faltó fuerza. Una Emmy Rossum -cuya carrera nunca despegó- para el papel de Christina Daaé y un muy joven Gerard Butler para ponerse aquella atemorizante mascara del fantasma, fueron los elegidos.
La película tuvo moderada recepción en taquilla y el público la verdad es que la olvidó por completo. Incluso una nueva adaptación con mejores actores y un director con mayor habilidad para el género musical no sonaría tan descabellado y quizá le haría honor a tan hermoso musical.