Todo comenzó la noche del 19 de abril en 1989 en Nueva York, cuando una joven llamada Trisha Meili salió a correr en Central Park. Horas después fue encontrada al borde de la muerte, golpeada y violada. Por pura casualidad esa misma velada un grupo de 30 adolescentes salieron al mismo lugar a divertirse, pero en lugar de pasarla bien fueron tratados como sospechosos de haber atacado a otros ciudadanos, entre ellos a la mencionada mujer.
Cuando los policías llegaron a Central Park atraparon a cinco niños que estuvieron en la zona por error. Aunque no tenían pruebas de que ellos eran culpables por el caso de Meili, fueron arrestados y forzados a confesar que ellos eran culpables. Sus nombres: Raymond Santana, Kevin Richardson, Antron McCray, Yusef Salaam y Korey Wise.
Los jóvenes insistían en que los obligaron a dar declaraciones falsas durante varios interrogatorios que duraron más de 20 horas, sin comida, agua o descansos. A pesar de que había varias inconsistencias y falta de pruebas dentro de las confesiones, se hicieron dos juicios separados y eventualmente los niños fueron condenados de 5 a 15 años de prisión.