A diferencia de muchos que se traumaron con el desenlace de su personaje, Lena Headey le contó al Huffpost que lo único que no le gustó del final es que se quebró a la mera hora y que el momento en que salió del set se le quedará grabado para siempre en la memoria: "Pensé que no iba a permitirme llegar hasta ese punto porque todavía tenía todo el resto del día por delante. Cuando me fui y llegué a mi coche, me solté llorando porque me sentía... sí, devastada."
Ser la mujer más odiada de la televisión nunca ha sido fácil...