
Quizá la cinta donde mayor crecimiento personal ha tenido Tony Stark, y es que tuvo que darse cuenta de lo vulnerable que puede ser sin su armadura, aunque esto último lo llevó a una obsesión que lo hizo crear decenas de nuevos trajes y a poner sobre la cuerda floja su relación con Pepper Potts (Gwyneth Paltrow). También descubrió que en el pasado no fue tan buen tipo como él creía y sus errores en aquel tiempo le cobraron factura. Incluso se animó a operarse de su problema con la metralla alojada en su cuerpo, lo que le permitió estar más sano que nunca.