Cuatro años tuvieron que pasar para que True Detective volviera a la pantalla de HBO y créanme cuando les digo que la tercera entrega no decepciona en absoluto por una sencilla razón: su protagonista, el detective Wayne Hays, interpretado por el maravilloso Mahershala Ali, quien desde la primera vez que aparece en escena se apropia por completo del personaje y la historia. No importa si es un detective en los 80 y 90 o un adulto mayor con problemas de memoria y demonios que lo han atormentado, él nos hace vivir la tragedia de los Purcell.
En el primer episodio que HBO nos mostró, nos dimos cuenta que Nic Pizzolatto escribió esta serie para un gran actor, alguien que pudiera soportar por completo el peso de los sucesos y claramente lo encontró en Ali, quien de una vez lo digo, podría arrasar en los Primetime Emmy Awards de este año.
Desde mi perspectiva, la interpretación de Mahershala del detective Hays de 70 años (aproximadamente) es quien más resonancia tiene para mí, porque el actor nos lleva a conocer a un hombre que sigue atormentado por un pasado y un crimen que lo ha seguido casi toda su vida. Y es precisamente ese tipo de protagonista, el que hoy en día más gusta a la gente; alguien con capas, emociones y complejidades que explorar, humanos que como tú o yo, tratan de hacerlo mejor que pueden en sus vidas.
Pero no es sólo Ali, los demás personajes brillan aunque no sean los protagonisas. Se nota que Pizzolatto se tomó su tiempo para delinear a cada uno de ellos. Stephen Dorff como Roland West, el compañero de Hays en la ficción, nos muestra otro lado de un policía, alguien que no se atreve a dejar que le importe un caso; Carmen Ejogo también hace lo suyo como Amelia Reardon, así como Scoot McNairy quien interpreta a Tom, el padre de los niños perdidos.
Sin embargo, mi pero está en Mamie Gummer como Lucy Purcell. La hija de Meryl Streep no tiene ninguna gracia. Cuando le informan que sus hijos desaparecieron, bien le pudieron decir que la mosca pasó, no transmitió nada su actuación cuando ésta debió ser desgarradora. Además, en el primer episodio encontrar a Haynes ligando con la profesora de los niños desaparecidos, tampoco fue de buen gusto, pero como siempre les digo, la mejor opinión la tienen ustedes.
Una de las mejores secuencias y escenas fueron, sin duda, cuando Wayne encuentra a uno de los chicos, y cómo a través de unas muñecas fue guiado para encontrarlo. La sorpresa, terror y desgarre del protagonista al encontrar la sórdida escena, son por demás estremecedores. Además, se notó claramente que sólo una persona se hizo cargo de los guiones, al menos los dos primeros episodios lo reflejaron con un cuidado y continuidad que esperemos se mantenga en los próximos seis.
Creo que con este primer acercamiento queda clara una cosa: True Detective volvió no para ser el show del que todos hablen o el más popular, sino para demostrar cómo debe ser una buena serie.