Había una forma muy peculiar de rodar el cine italiano en aquella época, ya que como regularmente las cintas se doblaban en post-producción, tenían el chance de ocupar la banda sonora dentro de la filmación. Este fue el caso de Suspiria, en la que con la ayuda de tambores africanos, un instrumento de cuerda griego, botellas de plástico, contenedores metálicos y otras cosas más, lograron encontrar sonidos característicos para la película.
Argento decidió subirle el volumen a la banda sonora durante la filmación para poder generar el ambiente que estaba buscando. Es por ello que la parte auditiva de Suspiria, además de ser una de las cosas más recordadas, fue importantísima mientras producían las escenas, en las que muchas veces los actores no hablaban el mismo idioma.