El clásico de Francis Ford Coppola, basado en el libro de Mario Puzo, es una de las escenas de Año Nuevo más escalofriantes. Michael Corleone (Al Pacino) ha extendido su imperio a Cuba y bajo el amparo del presidente Batista, convierte a la isla en el patio de recreo de los gringos. En una lujosa fiesta, cientos de invitados se abrazan y -siguiendo la tradición- se besan al ritmo de Guantanamera. Corleone camina entre la gente hasta encontrar a su hermano Fredo (John Cazale). Después de susurrale al oído que saldrán de la isla en unas horas, lo toma de la cara para plantarle un violento beso de Judas en la boca:
Se que fuiste tu, Fredo. Me rompiste el corazón...
Y así nos enteramos de que los días del más débil de los Corleone, están contados.