Probablemente el que más queremos intentar...pero sin los desastrosos resultados finales
¿Qué amante de los videojuegos no ha soñado con adentrarse en el mundo de su juego favorito? Para el protagonista de esta historia, Cooper Redfield, es posible entrar -literalmente- al mundo de los videojuegos gracias a un implante que es posicionado en su cuello. El joven viajero, que se quedó varado en Londres por falta de dinero, acude a la prueba de un juego de realidad virtual de terror, en el que, con la ayuda de tecnología de punta, se detectan los peores miedos del usuario y se recrean durante su estadía en el juego. No te queremos spoilear el final, pero todo termina muy mal.
Por supuesto la tecnología de hoy no ha escalado tanto como para replicar el escenario que se plantea en Partida, pero recuerden los tiempos en que la realidad virtual nos parecía un punto en la lejanía y ahora es casi el pan de cada día…¿ya se asustaron?