Carrie es el mejor ejemplo de lo que podría pasar cuando una broma hace enojar a alguien realmente peligroso. En esta escena, también muy icónica, los compañeros buleadores de la ingenua Carrie (Sissy Spacey), planearon que la chica ganara el título de reina del baile para que subiera al escenario y frente a todos poder vaciarle una cubeta con sangre de cerdo (por si andaban con el pendiente de quién había sido el donador).
Lo que nos encanta de esta escena con la musa de varias historias de Stephen King, es que todo sucede en cámara lenta y que las risas tras la broma no se escuchan jamás -aunque sí podemos ver gente riendo- lo que genera mayor suspenso sobre cuál será la iracunda y piromaniaca reacción de Carrie.