Rocky II, III y V son verdaderos churros que todos -y en especial Sylvester Stallone- preferimos olvidar. Si bien Rocky IV entraba en la misma categoría, sobre todo por lo exagerado y patriotero de su trama, la película de 1985 ha tomado un nuevo significado tanto porque tendrá una continuación de la historia en Creed II: defendiendo el legado, como porque hoy es prácticamente una pieza de museo, al ser una obra súper representativa de los sentimientos en torno a la Guerra Fría en uno de sus momentos más álgidos. Con el trailer es más que suficiente para darse una idea, es más, prácticamente ya ni se necesita ver la película...
Ya nos ocuparemos en estos días de recapitular Rocky IV y todas sus implicaciones en el imaginario socio-político de la época, pero por lo pronto enfoquémonos en la escena navideña: una de las más patéticas que el cine haya visto. Rocky y Adrien (Talia Shire) está viendo tranquilamente la tele en Nochebuena y comentan sobre que Paulie (Burt Young) insiste en pedirle trabajo a Rocky, pero no sabe nada de box. No se dan cuenta que Paulie llega borracho y los escucha, por lo que arma una pataleta monumental y los corre de la casa. Saca un bat y recrimina a Adrien. La escena es peor que telenovela; el dramatismo es exagerado y la actuación de Talia Shire es patética. Lo pero es que Rocky apenas reacciona al final. Una típica Navidad de resolución de conflictos familiares...