Alguna fijación tiene Sylvester Stallone con la nieve, la Navidad o la temporada invernal, porque por lo pronto en Rocky II la eligió para una de sus excenas más esperadas. La película es bastante floja en la trama y pretendía mostrar el típico declive de los boxeadores, que al ser personas con poca educación, normalmente dilapidaban sus ganancias a la primera.
A Rocky II hoy la llamarían un total fan service. Una de las cosas que hace destacar a Rocky es que no tiene el típico final feliz, pero en Rocky II se aseguraron de dárselo a la audiencia. Si bien no sabemos si esta escena toma lugar antes o después de Navidad, pero es obvio que el invierno está en todo su apogeo y Rocky (Sylvester Stallone) decide que, tras salir del hospital, es el momento perfecto para pedirle a Adrien que se case son él. La propuesta es muy tierna, pero no deja duda de la bajísima autoestima de su pareja protagonista...
Quería preguntarte si no te importaría demasiado casarte conmigo...