Cada etapa de la vida tiene sus dificultades. Cuando eres un bebé no te puedes comunicar. Eres un niño y dependes completamente de tus padres. Te conviertes en puberto y eres insoportable. Pero hay una edad de la que pocos hablan pero que es la más complicada de todas, al menos para mí: la de los 26 años.
A los 26 años no eres un adulto ni un joven.
Supuestamente ya debes estar empezando a armar tu vida y saber absolutamente todo lo que harás. Es eso lo que provoca que muchos pasen por crisis de identidad y sufran de depresión. Garden State, escrita, dirigida y protagonizada por Zach Braff, nos muestra de manera muy efectiva esta crisis. En la cinta, Braff interpreta a Andrew, un joven que regresa a casa para el funeral de su madre. En este viaje, Andrew reconectará con viejos amigos, enfrentará a su padre y conocerá a Sam, interpretada por Natalie Portman, una mujer que lo hará ver la vida de una manera diferente.
La película retrata los tres tipos de personas que existen cuando llegas a esta edad:
- Mark (Peter Sarsgaard): el que no tiene idea de qué quiere y tiene un trabajo equis.
- Jesse (Armando Riesco): el que ya es exitoso.
- Andrew (Zach Braff) : el que sabe lo que quiere pero no lo ha logrado.
Sin importar con cuál personaje te identifiques, el mensaje más importante es que todos pasamos por la misma crisis. Nuestro cuerpo y nuestra mente cambian y nos piden que crezcamos con ellos, pero muchas veceas no estamos todavía dispuestos a dejarlo todo. Crecer es difícil y es común sentirse confundido, triste y que el mundo está conspirando en tu contra. Cuando te sientas así, respira, aún te queda mucho tiempo para descifrar y disfrutar. Las cosas llegan, a unos antes a otros después, pero llegan. Trata de disfrutar esta etapa y lucha por lo que quieres ser.