Ser bueno o malo en esta vida es una elección. El karma es un concepto que los seres humanos hemos inventado para intentar que la gente decida irse por el lado de la luz en lugar del lado obscuro, pero realmente no existe.
Todos conocemos a personas que han destruido la reputación de otras por simple juego o venganza, sin que la otra sepa qué le pudo haber hecho. También conocemos seres humanos que se han aprovechado de otros o han mentido y nunca han sido atacados por el karma; de hecho, muchas veces ves que a esas personas aparentemente les está yendo mejor en la vida que a ti. En realidad, somos pequeños seres viviendo en un gran mundo, que a la vez existe en un universo infinito. ¿Por qué algo estaría a cargo de juzgar nuestras acciones y darnos un regalo por cada buena cosa que hagamos?
Entonces, ¿para qué ser bueno?
Hay una serie de comedia norteamericana, disponible en Netflix, que nos hace reflexionar sobre este tema: The Good Place, que se enfoca en Eleanor (Kristen Bell) una mujer que es al morir llega por equivocación al 'good place' o al menos, eso pensamos en un principio. El 'Good Place' es lo que conocemos como 'el paraíso', un lugar que tiene todo lo que te gusta, hecho a tu medida por un arquitecto llamado Michael (Ted Danson) y al que sólo pueden acceder las mejores personas del mundo. Eleanor no fue una buena persona en la Tierra: mintió, engañó y siempre fue egoísta con todo ser humano que se le acercó. Para poder quedarse en el Good Place, Eleanor le pide a CHIDI, su 'alma gemela' (porque en el Good Place todos conocen a su alma gemela), un profesor de ética, que la ayude a mejorar para poder conservar su lugar y evitar la tortura eterna.
Durante las tres temporadas, Eleanor se enfrenta a varios dilemas éticos que tiene que superar para ser una mejor persona y así lograr salvarse de que la manden al 'bad place', pero se da cuenta lo difícil que es ser bueno y aprende que serlo no te hace ganar premios.
The Good Place logra su cometido de ponerte en los zapatos de Eleonor en cada situación que se enfrenta, ya que casi todos los seres humanos hemos estado cara a cara con estos dilemas y te hace pensar cómo actuarías ante ellos, pues al parecer siempre irte al lado oscuro es mucho más fácil que hacer el lado de la luz, lo que hace que Eleanor y tú como espectador te preguntes: ¿para qué ser bueno?
Ser bueno por el simple hecho de ser bueno, es bueno ¿o no? ¿Porque para qué querrías estropearle la vida a alguien? Todos estamos juntos en este mundo. Somos un equipo gigante que tiene que apoyarse para poder disfrutar de las maravillas que éste nos ofrece. Solamente vivimos una vez y sería lo ideal que hiciéramos lo mejor para hacer la vida de todos placentera.
Ser bueno toma mucho trabajo, es un largo camino y siempre la vida te pondrá cara a cara con dificultades que te harán querer tirar la toalla, pero hay que recordar que todo lo que haces es para que todos nos divirtamos en este juego gigante llamado VIDA. Ser bueno es una elección, no una obligación.