Cuando rodaban Matar o morir, estaba en pleno apogeo el movimiento #MeToo, por lo que la producción sufrió cambios a raíz de esto. Jennifer Garner no tenía problemas en cambiar de vestuario en plenos sets de filmación, sin embargo, con los escándalos de abuso y acoso sexual generados a raíz de las acusaciones contra Harvey Weinstein, modificó este aspecto.
La actriz pidió que le dieran un cuarto especial y exclusivo donde pudiera cambiarse la ropa y evitar cualquier malentendido. Curiosamente la cinta tiene como protagonista a una mujer empoderada con sed de venganza, así que no pudo caer en mejor momento para reflejar de alguna manera u otra lo que querían generar con el movimiento social.