A diferencia de esta adaptación de Flanagan, en realidad nunca vemos a los fantasmas acechando a Hill House en la novela, ni tampoco está del todo claro hasta qué punto la actividad paranormal existe sin ataduras para Nell o si su ira reprimida es, sin saberlo, la principal fuente de conducción para todo lo que ocurre. De cualquier manera, una buena parte de las apariciones en el libro de Jackson toman la forma de golpes terroríficos y violentos en las puertas de los dormitorios de los habitantes de la casa, algo que se imita en la serie a la perfección. Incluso, el director nos da una explicación para los golpes: es el enfermo terminal Poppy, quien golpea para llamar su atención una vez que perdió la capacidad de hablar o caminar. ¡Qué miedo!
La nueva producción de Netflix es una adaptación libre y moderna de la novela gótica de horror de Shirley Jackson publicada en 1959.