Obviamente los 59 millones de dólares que fueron invertidos en la película no eran suficientes para llevar la producción a la Luna a grabar. Por ello Damien y compañía viajaron al sur de Atlanta donde encontraron una superficie grisácea que embonaba perfectamente con el aspecto de suelo lunar. Sin embargo, después de ambientar cinco hectáreas de terreno, las condiciones climáticas eran importantes para crear el efecto de la luz pegando sobre el satélite. Inclusive utilizaron una enorme y potente lámpara para lograr el impacto deseado sin tener que recurrir a la edición, la cual fue implementada, pero solo para retoques.
Obviamente el presupuesto no daba para filmar en la luna, pero la forma en que recrearon el espacio exterior es de aplaudirse en esta cinta.