La productora quería a un actor más conocido para interpretar a Micahel Corleone y por ello trató de despedir a Al Pacino tres veces. Esto ya era incómodo para el actor quien pensó en hacerse a un lado para que alguien más tomara su lugar. Fue el trabajo de convencimiento del director Francis Ford Coppola el que lo mantuvo en la producción, ya que con mucha persuasión instó a Paramount a seguir con el proyecto con el susodicho intérprete. El resultado fue estupendo y la trilogía se convirtió en un clásico del cine.
Algunas razones suenan más lógicas que otras, pero sus personajes y la producción completa estuvieron en riesgo.