En este clásico ochentero, un grupo de adolescentes debe combatir a los monstruos más famosos de la historia del cine: la momia, el hombre lobo, el monstruo de la laguna verde, Frankenstein y por supuesto, Drácula (Duncan Regehr), el más atmorizante de todos y quien además quería apoderarse de un amuleto que lo ayudaría a dominar al mundo. Resulta que el artefacto está en manos de una niña de cinco años, interpretada por la pequeña Ashley Bank, quien comenzó a dar de alaridos al ver por primera vez a Regehr con el atuendo de vampiro completo.
Pero eso no fue todo. Al final los mostruos son 'chupados' por un portal y para crear el efecto el director utilizó seis ventiladores gigantes. La pobre Ashley reveló en una entrevista que aunque estaba amarrada, comenzó a agarrarse del pasto porque sentía que el aire la iba a sacar volando. Parece que la pobre niña fue la única a la que aterrorizó la película.